Mis pies se movían sin sentido alguno, la verdad ya nada tenía sentido. Podrían llamarme suicida, por ya no querer vivir. Pero en realidad me sentía la persona más estúpida que existiera. No había prisa de llegar a mi casa, no había nadie en ella que me esperara. La lluvia por fin había cesado, pero ahora mi ropa estaba mojada, adhiriéndose a mi piel causándome escalofríos por todo el cuerpo. Mi cuerpo empezó a sacudirse por los imparables estornudos, un resfriado se acercaba por la tremenda mojada que me había dado.
Mis ojos iban en el suelo, observando como mis pies desganados y cansados se movían por la calle chapoteando por lo mojados que estaban.
¿Qué iba a hacer ahora?
¿Dónde estaría Ryan?
Suspire pesadamente, ya mis dedos costaba movilizarlos, en realidad todo mi cuerpo estaba entumecido haciéndome difícil caminar. Mi chico del autobús, lo había perdido.
Me apoye en uno de los postes de luz al sentir como todo mi cuerpo se negaba a responderme, mi cabeza palpitaba fuertemente, mi vista se comenzó a nublar, haciéndome difícil la visión de todo a mi alrededor.
Sentí que me hacía falta el aire cuando empecé a toser descontroladamente. Trate de controlar mi cuerpo y obligarlo a continuar. Pero solo con el simple movimiento sentía que me iba a quebrar. Caí de rodillas al ya no poder sostenerme con mis piernas.
Comencé a llorar nuevamente al sentirme inútil. Mi cuerpo no solo dolía, sino que también se entumecía por el frio. Sentía que todo estaba por terminarse y fue cuando me arrepentí de haber deseado morirme minutos atrás.
Trate de ponerme de pie una vez más, haciendo que mi intento fuera inútil, caí nuevamente sobre mis rodillas. Respire profundamente y esta vez logre ponerme de pie. Di un paso insegura de si podría y continúe dando otro. Cuando trate de dar el tercero mi cuerpo tembló y mis piernas temblaron haciéndome caer.
Cerré fuertemente mis ojos, esperando sentir el fuerte golpe, pero nunca llego. Perezosamente abrí mis ojos. La imagen era difusa, pero el cuerpo que me sostenía estaba mojado igual que el mío. Tenía brazos fuertes y un pecho definido.
Arrugue su camisa en mi puño. Sus brazos me sostenían fuertemente y con seguridad. Trate de definir mi vista, pero era imposible. La oscuridad empezaba a absorberme y los sonidos de la calle cada vez se escuchaban más lejanos.
-Peach – escuche a lo lejos, mientras sacudían mi cuerpo - ¡Peach!
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El Chico del Autobus
Short StoryMierda Mis piernas se quedan paralizadas, mi corazón palpita rápidamente y en mi estómago siento un gran vacío y a la vez un gran revoloteo al ver a ese chico sentado junto a la ventana. ¡Es tan Sexy! Que quisiera pasar mi manos por su oscuro cabel...