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Mis ojos solo observaban como Gabriel salía de mi habitación y de mi vida. Instintivamente lleve mis dedos a mis labios sintiendo aun el hormigueo en ellos.

No sé cómo, ni cuándo. Pero ahora me había convertido en alguien egoísta. Quería ir detrás de Gabriel y gritarle que lo quería... que siempre lo había querido como un amigo.

Él no podía ser feliz, viéndome al lado de alguien más que no fuera él. Pero tampoco quería dejarlo ir. Ni podía ofrecerle lo que él me pedía... amor.

Me derrumbe en mi cama, desahogándome en mi almohada. Dando gritos en ella. Solo esperaba que cuando despertara todo esto fuera un mal sueño. Oh que al menos Ryan estuviera ahí para acogerme en sus brazos.


El Chico del AutobusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora