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Los días no pasaban del todo rápido. Mañana saldría con Ryan. Y si todo salía como pensaba, estaría bien. Pero y si no. Y si no salía como pensaba mejor era que me alejara de él.

La puerta sonó sacándome de mis pensamientos. Me puse de pie y me dispuse a ir abrir. Gabriel se encontraba en el marco de la puerta con una sonrisa deslumbrante, sus grises ojos me observaban con cariño y ternura. Se inclinó hacia mí para dejar un casto beso sobre mis labios. 

-Vine a pasar una tarde con mi novia - acarició mi mejilla, provocando un leve cosquilleo. El rubor se abrió paso en mis mejillas.

Pasamos la tarde charlando y riendo.  Entre caras, cosquillas y besos. Había despejado mi mente de Ryan por completo. Tal vez si lograba sacarlo una vez más de mi vida hasta podría enamorarme de Gabriel.

La película había terminado, habíamos reído hasta que nos doliera el estomago. Subimos a mi habitación, Gabriel se tiró en mi cama jalándome en el acto. Caí sobre su pecho. Su mirada era intensa. 

Tratando de evitar su intensa mirada gris me levante con la excusa de ir a tomar agua. Baje a la cocina y me serví agua. Suspire pesadamente. La confusión me invadió. Ya no sabía que sentía por Ryan o por Gabriel. Subí de nuevo las escaleras a mi habitación.

Cuando entre me encontré con el rostro de Gabriel tenso, frustrado. Incluso diría que enfadado. Mi mirada recorrió la habitación buscando una explicación. Y la explicación era ese maldito cuaderno.

- ¿Quién es ese chico del autobús? escupió con brusquedad. Sus venas amenazaban con saltarse de su cuello y brazos. Y mi corazón se aceleró instantáneamente. ¿Y ahora qué?

****¿A quién prefieren a Ryan o a Gabriel****

El Chico del AutobusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora