Capítulo 37

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No puedo dejar de mirarlo. Estoy petrificada pero aun así no puedo dejar de verle el torso desnudo. Este golpeado en las costillas y por todo el pecho, incluso tiene heridas abiertas. La expresión de su rostro me inquieta, pues jamás había visto el terror en su cara.

-No la toquen. –Sisea Asaiah. Mantiene sus brazos alzados mientras Jackson le apunta desde atrás.

-Tranquilo, nadie la va a tocar. –Le responde el hombre desde atrás. -¿Dónde está tu arma? –De pronto siento aquella cosa hervir en mis pantalones, casi como si el metal pudiera fundir mi piel. Trago saliva y miro hacia la puerta.

-La dejé caer... creo.

-Regístrenla.

-¡Que no la toquen! –Grita Asaiah. Bajó las manos y apretó los puños. Los hombres de Jackson que ya se estaban acercando a mí, frenaron. Miraron a Jackson, esperando a que este les diera una orden.

-Está bien, déjenla. –Él da un par de pasos y baja el arma mientras me analiza de pies a cabeza. -¿A qué viniste, muñeca? ¿Creíste que podías hacer algo por él? –No respondo, pero él me sonríe con malicia. –Creo que vas a facilitarme las cosas ahora. Gracias cariño.

-Estás loco si la piensas tocar. –Las facciones de Asaiah cambian y esta vez están llenas de ira.

-Oh, no pienso hacerlo. Pero que ella esté aquí, me da una gran ventaja. Sabes muy bien que no quiero matarte. Me sirves más vivo que estando al lado de tu hermano. –Asaiah lo mira con los ojos entrecerrados, como si pudiera quemarlo con su mirada. –Sé qué harías lo que fuera por ella. ¿O no? –No le responde, pero no es necesario. Jackson sabe exactamente cuáles son las respuestas a cada una de sus preguntas. –Harás lo que yo te diga con tal de que no le haga nada. Ganarás cada pelea en la que te meta y serás mi estúpido guardaespaldas personal cada que algún idiota quiera hacerse el valiente conmigo. Pues al fin y al cabo para solo eso sirves. Porque aunque jamás te hubieras enamorado de esta muchachita... ¿creías que tú alguna vez podrías tener una vida normal? Tú jamás podrás ser normal. Estas marcado por este mundo y mientras más trates de escapar de él, más fácil caerás.

-No. –Susurra. –No soy nada de lo que dices.

-¿Ah no? Asaiah, eres un monstruo. Destruyes todo lo que tocas y todo lo que amas, al final se muere.

-Jódete. –Le responde Asaiah y de hecho eso le sorprende. –No soy nada de eso. No, ya no más. –Su puño vuela y conecta con su cara, dejando a Jackson en el suelo. -¡Estoy harto!

-¡Llévensela de aquí! –Grita desde el suelo.

Sus hombres enseguida se me acercan pero yo soy más rápida y logro sacar la pistola de mis pantalones y la apunto hacia ellos. De pronto todos los ojos están sobre de mí y yo no sé qué hacer. Los sujetes no se cohíben demasiado por el arma y enseguida se me abalanzan de nuevo. De repente se escucha un ruido fuerte y uno de los hombres cae al suelo.

-¡Christina! –Miro un momento hacia atrás, hacia quien gritó mi nombre y hacia quien disparó. Trevor está a duras penas de pie y apuntando un arma.

-¡Trevor, sácala de aquí! –Mi atención se centra nuevamente en Asaiah que lucha con quitarse a dos sujetos de encima y Jackson comienza a levantarse.

Miro a Trevor un momento y al siguiente miro a mi otro atacante. Corro hacia el hombre y le salto encima. Logro golpearlo un par de veces en la cabeza pero él me toma por el cabello y me tira al suelo, dándome un golpe en la cabeza que hace que mi vista se nuble por unos segundos. Sin darme cuenta, Trevor ya estaba encima de él, pero esta tan debilitado que no puede hacer mucho.

Para ese momento ya nadie me estaba poniendo atención. Hay golpes y gritos por todos lados y apenas soy capaz de diferenciar a Asaiah y a Trevor entre tanta violencia. Puedo escuchar a lo lejos las sirenas de las patrullas pero sé que no van a entrar ahora mismo.

Me pongo de pie y corro a tomar una de las sillas metálicas. Regreso con Trevor y el otro hombre y lo golpeo con la silla, usando todas mis fuerzas. La silla se rompe sobre él. Trevor se arrastra para salir de debajo del cuerpo inerte y se me acerca a mi jadeando.

-Christina...

-No. No pienso salir contigo.

-Lo sé.

Ambos volteamos a mirar a Asaiah que ha logrado quitarse a un hombre mientras que hay otro encima de él y otro ayudando a pararse a Jackson. El idiota no es capaz ni de recuperarse por sí solo.

Trevor se pone de pie y corre hasta Asaiah, saltándole encima al sujeto y haciéndolo caer al suelo. Asaiah se nota un poco desconcertado después de caer también al suelo.

-¡En el piso! –Grito. -¡La pistola está en el piso!

Asaiah se pone de pie y corre hacia donde está la pistola y yo puedo aprovechar eso. Con los restos de la silla que aún tenía en las manos yo corro a toda velocidad y logro alcanzar a Jackson y al otro tipo, dándole un golpe tan fuerte al segundo. El hombre voltea y yo le suelto una patada en la entrepierna y cae, entonces vuelvo a golpearle en la cabeza, noqueándolo por fin. Jackson se me queda mirando, totalmente atónito.

-¡No lo hagas! –Logro escuchar la voz de Asaiah. Me giro en redondo y me lo encuentro con la pistola en sus manos, apuntándola justo hacia la cara de Jackson. Vuelvo a mirarlo y este también saca una pero la apunta a mi cabeza. -¡Baja eso, Jackson!

-De acuerdo. Solo porque tú lo dices. –Y dispara.

Pero no me dispara a mí. Bajó el arma una fracción de segundo y el disparo impacto en un cuerpo, quien soltó un alarido.

-¡Trevor!

Sin pensarlo dos veces llego a su lado. El tipo con quien estaba peleando estaba igual de sorprendido que yo. Me arrodillo junto a él y comienzo a examinarlo en todos lados. La bala llegó a su muslo y estaba perdiendo demasiada sangre. Llevé mis manos a la herida y comencé a apretarla, con la esperanza que eso pudiera frenar un poco la pérdida de sangre.

-Jefe... -El hombre que estaba al lado de nosotros, no era de hecho un hombre. Era un chico que no podía tener ni dieciocho años pero aun así era bastante robusto. –Jackson...

-¡Cállate, idiota! –Le grito este y disparó una segunda vez, esta vez hiriendo a uno de los suyos. El chico cayó en un golpe sordo y yo me alcé un poco para mirarlo.

Un grito agudo se escapó de mi garganta al ver la herida justo en su frente.

Esta muerto.

Lo mató.

Centré de nuevo mi atención a Trevor para tratar de bloquear esa imagen, pero era imposible. Volví a hacer presión en su pierna. Su respiración estaba alterada, al igual que la mía. Sus ojos estaban desorbitados y ya había perdido el color.

-No te atreverías. –Susurró Jackson. Tenía una horrible sonrisa en su rostro. Parecía que todo aquello le divertía.

-No. No me atrevería.

De pronto otro disparo y ese dio paso a otros más. Al segundo siguiente la policía ya estaba entrando al lugar.

Mi cabeza me ardía, pero aun así fui capaz de ponerme de pie y corrí hacia Asaiah, que se encontraba en el suelo y con sus ojos cerrados. Mientras su cuerpo sangraba abundantemente.

Demonio (secuela de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora