Capítulo 3

17.7K 1K 66
                                    

En sí la pista de patinaje no tiene techo, está debajo de un puente de cemento.

Miro al puente, mientras veo manchas de humedad. Trato de ignorar todos los ruidos del ambiente.

Clarisa está a mi lado viendo atentamente a Austin subir y bajar en su patineta por las rampas. Puedo oír sus canturreos y sus aplausos cada que Austin da un brinco.

Ya he subido dos kilos y estoy recuperando mi forma física normal. Pero  en mi es costumbre es que en invierno baje de peso, por la temperatura del ambiente.

-¡Maldita sea, Christina! –Gritó Trevor.

Bajé la mirada y vi cómo se aproximaba en grandes y rápidas zancadas. Me tomó de la muñeca y me paró de un jalón.

-Despierta, muchacha. –Me dio una sacudida.

-Perdón, es que me aburrí.

-Ya me harté de que estés así. –Me comenzó a guiar por la pista hasta salir.

-Bueno, he mejorado mucho. –Lo fulminé con la mirada. –Da gracias que he salido de mi casa.

-Sí, sí.

Me jala hasta llegar a su auto y abre la puerta para que entre. No tengo otra cosa en mi mente más que aceptar, al fin no puede ser nada de malo. Entro y me pongo el cinturón. Trevor entra del otro lado y arranca el coche y salimos del estacionamiento de la pista.

-¿A dónde vamos? –Pregunto.

-Vamos a hacer que sientas otra vez.

-¿Eh?

-Dicen que cuando estas más cerca de la muerte es cuando más vivo te sientes y realmente lo creo.

-No tengo tiempo para metáforas. –Digo. -¿Me puedes llevar a mi casa?

-No.

-¿Por qué no?

-Porque has estado así por mucho tiempo y ya me harte. Solo quiero que te sientas viva otra vez.

-¿Quién dice que no me siento viva?

-Se te nota, Chris. Y además yo he pasado por lo mismo y sé que es un maldito infierno por el que debes de pasar pero no es imposible.

-¿Bien, como lo hiciste?

-Saltando.

-¿Qué? ¿Saltar?

-Sí.

-¿De dónde?

-Vamos a ir con mi primo, si querías saberlo.

-Trevor, ahora pienso que me vas a secuestrar.

-Sí, te voy a encerrar en un psiquiátrico.

-Por favor, no estoy loca. –Solo deprimida.

No me respondió. Traté de enfocarme en lo que veía por la ventana. Pronto estábamos cerca de llegar a mi casa y estiré mi cuello para verla. La veo, esta adelante y la pasa.

-¡Trevor! –Grité enojada.

-¿Qué?

-Te pasaste mi casa.

-No te iba a llevar a tu casa, te lo dije antes.

-Pero…

-Pero nada, Chris. Piensa que lo que estamos a punto de hacer es una terapia.

-¿Terapia?

-Sí, terapia.

-¿Trevor, que demonios pretendes?

Demonio (secuela de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora