Capítulo 4

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El avión es extraño, es muy distinto a cualquier otro avión que hubiera estado. Este tiene los asientos a un costado y con el respaldo contra las ventanas.

Me han prestado un traje rompe vientos para evitar el frio. Tengo el arnés puesto y la verdad no se ni para qué.

-Bien chica. Dice Logan. -¿Has viajado en avión, no?

-Sí. –Respondo.

-Bien. Esto será algo parecido, se sentirá mucho el movimiento, pero tranquila, he hecho esto más de un millón de veces y nadie ha muerto.

-Y yo no seré la primera.

-¡Así se habla!

-Por favor, Logan. –Lo riñó Trevor.

-¿Qué te sucede Trev? Tú eres el más animado cuando vas a saltar.

-Sí, como sea. Despega ya el condenado avión. –Rodeé los ojos.

Logan subió al avión y cerró la puerta. Luego se deslizo al asiento del piloto. Trevor me ayudó a ponerme el cinturón de seguridad, y luego se puso el suyo. El pequeño avión comenzó a avanzar a gran velocidad. Sentí el impacto de la velocidad a un costado y me aplastó contra Trevor.

Miro por mi hombro y veo la ventana hacia abajo. Estamos a unos cuantos metros sobre el suelo y el avión se comienza a elevar cada vez más.

-En unos cinco minutos estaremos a una buena altura, Trev. –Anuncia Logan.

Trevor se pone de pie y me quita mi cinturón. Me pone de pie y me pone de espaldas a él. Y une nuestros arneses. Me comienzo a apanicar y a moverme como loca para tratar de zafarme de él pero debí de hacerlo antes.

-No creí que te dieras cuenta hasta ahora. De qué era lo que planeaba.

-No seas estúpido. –Me traté de zafar nuevamente. –Me di cuenta antes pero ahora no quiero hacerlo.

-Lo harás de todas formas.

Me pone un visor y antes de que me los trate de quitar me pone el casco y hace que me suelte el visor.

-Hemos llegado a la altura. –Anuncia Logan.

-¡No Logan! –Grito. -¡Si dejas que este idiota salte te advierto que te mataré!

-Lo siento linda. No puedo hacer nada.

Trevor abre la puerta y se sienta aunque yo opongo resistencia. Le aprieto las rodillas con las manos cuando siento mis pies estar fuera del avión.

-¡Trevor no se te ocurra saltar! –Grito.

Me aferro al borde del avión y aprieto los ojos y grito. Trevor se deja caer hacia adelante. Mierda, siento que muero. Abro los ojos de nuevo y veo nubes.

Grito a todo pulmón. Siento como Trevor me toma de las manos y abre mis brazos. Esa horrible sensación  de que me voy a morir desaparece y al contrario, siento que estoy viva. Después de tanto tiempo, me vuelvo a sentir viva.

Vuelvo a gritar esta vez no de miedo, si no de alegría.

Oigo un grito alegre de Trevor y sonrío. Cierro los ojos y dejo que esta nueva sensación me llene de pies a cabeza. Creo que es adrenalina, ya veo porque Trevor es adicto a ella. Ya alcanzo a ver el suelo y me doy cuenta de que ya estamos cerca del suelo.

Siento un tirón hacia atrás y Trevor me pone una mano en mi vientre. Miro hacia arriba y veo el paracaídas. Sonrío, esto fue excepcional. Ahora descendemos a menor velocidad.  Veo el suelo verde acercarse y Trevor frena con los pies. Bajo mis pies y luego Trevor me suelta el arnés.

-Eres un grandísimo idiota. –Puedo oír como se ríe. –Pero gracias. Te amo. –Comento mientras me quito el arnés.

-¿Christina? –Y me doy cuenta de que no debí de haber dicho eso último. Me volteo a ver y sacudo la cabeza.

-Oh, no te creas lo que dije. Eres mi mejor amigo. –Sonrío, él me devuelve una sonrisa fingida.

-Ven vámonos, tengo hambre. Lo tomo de la mano y comienzo a caminar a donde unas personas se dirigen hacia nosotros en algo que parece un carrito de golf.

-Espera, Chris. Tengo quitar el paracaídas.

-Apura, que quiero hacerlo de nuevo. –Digo con sarcasmo.

-¿En serio?

-No, solo estoy bromeando. Tengo hambre y debería de estar en mi casa.

Me le quedo observando como lucha por quitarse el arnés que lo une al paracaídas y después se quita su traje naranja y se acerca para ayudarme a quitarme el mío.

Suena constantemente música estilo Country en su estéreo. Trevor chocaba los dedos al volante al ritmo de la música.

-Así que, te gusta el Country. –Digo.

-Sí.

-Créeme que es lo último que hubiera pensado de ti.

-¿Por qué, no te gusta?

-No mucho.

-Bien, le cambio. ¿Te gusta el rock?

-Ah, sí. Porque no. 

Demonio (secuela de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora