Me revuelvo en mi cama tratando de conciliar el sueño.
Desde hace meses es casi imposible para mí dormir una noche entera, sin ninguna pausa. Sin ninguna pesadilla.
De pronto un pitido me provoca abrir los ojos.
Me estiro y cojo el celular. A duras penas alcanzo a mirar la hora.
-Mierda, ya es miércoles y no he dormido ni un poco. –Digo tallándome los ojos.
Veo con mayor atención la pantalla de bloqueo del móvil y miro un mensaje nuevo, de un número desconocido.
-Asaiah. –Digo en un susurro y siento una punzada en mi corazón.
Veo el mensaje nuevo y un escalofrió me recorre en todo el cuerpo. Suelto el celular sobre la cama y me cubro la boca con una mano. Mis ojos recorren nuevamente la frase escrita ahí:
Te estamos observando, linda.
No sé qué hacer. No sé si llamar a la policía. No sé si permanecer callada y no decir nada, y aparentar como si nada hubiera sucedido.
El celular se bloquea y un nuevo pitido llega, un mensaje nuevo del mismo número.
Con la mano tambaleante abro el nuevo mensaje.
Ahogo un grito y me cubro las rodillas con el edredón.
Una foto, es una foto mía. De en este instante.
De alguna forma consigo ponerme de pie y me acerco a la ventana.
Una camioneta grande y obscura esta estacionada al frente. Siento una punzada al reconocerla. Es la camioneta que nos persiguió a Asaiah y a mí, hace unos meses.
Mi celular vibra de nuevo en mi mano y esta vez miro el mensaje sin chistar.
Lo sabemos todo. No estás sola.
Frunzo el ceño sin entender y vuelvo a mirar la camioneta, que en seguida arranca y se va a toda velocidad.
Me siento seca, vacía. No tengo miedo, o tal vez estoy lo demasiado asustada como para percibir alguna sensación y reconocerla bajo su nombre.
Siento una especie de punzada de adrenalina en mi hígado y me muevo rápido por mi habitación.
Me cambio y me pongo unos jeans y una camiseta. Los vellos de los brazos se me erizan por el frio y comienzo a buscar una sudadera o algo con que cubrirme.
Veo la manga de un suéter saliendo de un cajón y me apresuro a abrirlo.
Me quedo mirando el contenido antes de sacarla. Su camiseta. La tomo en mi mano y me la acerco a la nariz. Aún tiene su olor.
Un recuerdo aparece en mi cabeza rápidamente. El recuerdo de su piel sobre la mía, sus besos y sus manos recorriéndome todo mi cuerpo.
Sacudo la cabeza con fuerza y arrojo la camiseta al cesto de la basura. Tomo la sudadera roja y me cubro. Cierro el cajón y tomo el celular.
Bajo con cuidado las escaleras pero a toda prisa. Tomo las llaves y me las meto a un bolsillo de la sudadera.
Entro al garaje y miro mi auto con tristeza. Hace ya mucho tiempo que no lo conduzco. Ni siquiera lo he tocado para nada. Muestra está en que está lleno de polvo. Tomo aire al mismo tiempo que tomo valor y entro al coche.
Enciendo el coche y salgo del garaje esperando que mi madre no oiga el alboroto. Miro al reloj del tablero y marcan las cinco de la mañana.
Conduzco por la ciudad con determinación. Yendo al único lugar donde yo creo puedo esperar respuestas.
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Demonio (secuela de Bestia)
Genç KurguDespués de todo, Christina trata de seguir adelante. Aunque para ella sea imposible olvidar lo que pasó antes, imposible de olvidar a quien conoció y de quien se enamoró profundamente. Olvidar el dolor causado por una sorpresa que no se esperaba. P...