Capítulo 18

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HOLA!

Se que nunca escribo así xD pero tenía que hacerlo para asegurarme de que ustedes leyeran esto que tengo que informarles.

Bueno, para empezar no he estado bien ultimamente, he pasado por varias cosillas y la verdad no quería ni saber de la escritura. Pero bueno, ahora me di cuenta de que usaba este metodo para descargarme y olvidarme de todo. Es mi método de escape de la realidad.

Bueno, entonces quería avisarles que ya he vuelto a escribir. Espero me perdonen. Y GRACIAS POR LEERME.

YA EMPIEZA EL CAP. ESPERO QUE LO DISFRUTEN.

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Los nervios son imposibles de ocultar. Por mi espalda corre una hila de sudor hasta mi coxis. Miro hacia ambos lados y trago saliva dudosa de lo que estoy a punto de hacer. Nerviosa por tratar de actuar bien cuando la realidad es que estoy muerta de miedo. Aún sigo alterada. ¿Cómo no voy a estar alterada? Las personas normales están aún alteradas después de ser rescatadas de su secuestro.

¿Y cómo se supone que yo actúe como si nada hubiera pasado? ¡Y lo peor de todo! Tengo que aparentar que fui a un campamento en el lago.

La única cosa cierta en mi coartada es que de hecho si hubo un campamento en el lago, al que muchos de los invitados de la fiesta de Halloween acudieron después. Pero yo no fui. Y no soy de ese tipo de personas que va a ese tipo de lugares.

Aun no sé cómo demonios haré que mi madre me crea que fui ahí. Bueno, no le he mentido nunca. O bueno, eso es lo que se supone. No tiene porque no creerme si le digo que si fui.

Y el problema es Clarisa. ¿Si le digo la verdad? ¿Si ya la sabe? Oh, santa mierda. No sé qué demonios decirle. No sé qué demonios hacer en lo que a ella se refiere.

¡Trágame tierra! ¡Ahora!

Una pesada mano cae en mi hombro derecho y me trae devuelta a la realidad. Sacudo la cabeza con fuerza y lo miro.

-¿Estas lista? –Pregunta.

-No. –Le respondo en un jadeo.

Asaiah sale de la camioneta y saca la maleta con mis pertenecías de la cajuela. Se va por el otro lado y me abre la puerta, me tiende la mano para ayudarme a bajar y sin dudar acepto su ayuda.

-Relájate un poco. –Susurra.

-¿Cómo quieres que me relaje? –Ladro. Noto que tengo el ceño fruncido y lo relajo liberando el aire que había retenido en mis pulmones. –Esto será difícil.

-Sí quieres yo puedo hablar con ella.

-No, tengo que hablar yo. Ella debe esperar una explicación por parte mía.

-Pero yo le dije que…

-Sí, pero no supo que pude haber dicho. Ella quiere que le explique porque no le avisé que me iba.

-No ibas a poder hacerlo.

-Lo sé, solo que ella no lo sabe. –Ahora es el turno de Asaiah de soltar aire.

Ambos comenzamos a caminar hacia mi casa. Yo, con cada paso que doy y con cada inspiración que doy trato de obtener valor de donde me sea posible. No sé si sea capaz de no arrojarme a los brazos de mi mamá en medio del llanto.

Abro la puerta y me encuentro justo con mi madre que va bajando las escaleras. La veo y algo dentro de mí se revuelca. Quiero correr y abrazarla y llorar en su hombro. Trago saliva y retengo esas ganas de abrazar a mi mamá.

Demonio (secuela de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora