Capítulo 9

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-No sé qué hacer. –Susurro.

El frio me cala los huesos y los cristales del auto están empañados. Estoy en el estacionamiento de Michael’s con Asaiah durmiendo profundamente en mi asiento trasero. Hasta se pueden llegar a oír los débiles ronquidos de Asaiah provocados por el alcohol.

No sé a dónde demonios ir. No sé a dónde llevarlo. Pero está claro que no se puede quedar en mi auto toda la noche. Y además yo no quiero quedarme aquí más tiempo. Me estoy congelando, el coche parece un verdadero congelador.

-¿Qué hora es? –Oigo desde el asiento trasero la voz aun ahogada en el alcohol de Asaiah.

-Las dos de la mañana. –Respondo cortante.

-Mierda. –Dice arrastrando las palabras. –¿Dónde estoy?

Se sienta y se talla la cabeza con ambas manos antes de lanzarme una mirada asesina por el espejo retrovisor. Después de unos pocos segundos se le ablandece la mirada y me mira con miedo.

-¿Christina? –Me susurra. –Oh, mierda.

Se vuelve a acomodar en el asiento todo despatarrado y se queda dormido una vez más.

Verlo así de intoxicado con el alcohol de me cierto miedo y repulsión.

No es el hombre al que me he acostumbrado ver, al que he besado y le he pertenecido. Él no esa clase de hombres que se emborrachan, ¿o sí?

Bueno, ahora tengo que pensar en lo que voy hacer con él.

No puedo dejarlo botado en la acera, sería demasiado cruel. Y si lo llevo a su casa, pueden reconocer mi coche y sabrán que estoy con él. Pero no puedo llevarlo a mi casa, mi madre está ahí.

Arranco el coche y el motor cruje un poco por el frío.

-Oh, y ni siquiera es invierno. –Susurro haciendo una mueca.

Conduzco con cuidado por la ciudad hasta llegar a mi casa, donde permanezco en la calle por un momento aun pensando en que voy a hacer para meterlo sin que mi madre no se dé cuenta.

Al final entro en el garaje y salgo del coche para bajar a Asaiah de alguna manera.

Abro la puerta y enseguida sus pies caen y me tengo que quitar para evitar el golpe. Lo tomo de los muslos y trato de tirar de el con todas mis fuerzas y se desliza poco a poco.

-No tienes que jalarme. –Lo dice de repente y me hace dar un respingo. –Puedo ponerme de pie. –Aun arrastra bastante las palabras.

Salió del coche aun tambaleante y encontró rápidamente la puerta que da a la cocina. Antes de que pudiera entrar me le adelanté para asegurarme de que mi madre no estuviera ahí. 

Lo tomo de la muñeca y comienzo a jalarlo por la casa hasta las escaleras. Sus pies son torpes y apenas puede subir un escalón sin tropezarse. Antes de llegar al final me aseguré de que mi madre estuviera en su cuarto, así que me metí a revisarlo.

Mi madre está en la cama con los ojos cerrados, así que no hay riesgo. Camino a la puerta y en ese momento mi corazón casi se me sale del pecho.

-¿Chirs? –Dice mi madre con voz somnolienta.

-¿Sí? –Me vuelvo en mis talones para verla.

-Qué bueno que llegaste.

-Sí, mamá. Bueno, me voy a acostar que me estoy muriendo de sueño.

-Claro. Hasta mañana, cariño.

-Hasta mañana, mamá.

Salgo del cuarto soltando aire de alivio y me dirijo a las escaleras para revisar el progreso de Asaiah. Está a punto de llegar al final. Lo tomo de la muñeca y comienzo a llevarlo a mi cuarto. Aun esta algo mareado y desubicado lo cual parece que será más fácil ganar.

Demonio (secuela de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora