Capítulo 20

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El temblor de la camioneta sacude violentamente mis muslos y me abrazo a mí misma para obtener calor y un poco de valor.

-¿Segura que no quieres hablarle por teléfono antes? –Me pregunta Asaiah.

-No. –Suspiro. –Es mi mejor amigo y quiero verlo.

-De acuerdo.

El motor se apaga y tomo aire. Se hace el silencio y lo único que puedo oír es el ruido que hacen las ruedillas de las patinetas al chocar contra el asfalto de la pista. Abro la puerta de la camioneta con Asaiah detrás de mí.

Por un momento se me viene a la cabeza la vez que Trevor me contó que Asaiah ya no pisaba la pista, y me pregunto desde hace cuánto que no lo hace.

No sé porque demonios pensé que Trevor pudiera estar aquí pero es el único lugar que se me ocurre en el que puede estar. En realidad no conozco mucho de este chico.

Al cruzar la puerta busco con la mirada al chico rubio alto y musculoso que se hace llamar Trevor.  Siento que Asaiah me sigue y me reconforta saber que está conmigo. De pronto un chico larguirucho y con una gorra en la cabeza se me acerca campante. Me parece conocido.

-Hola. –Dice con un increíble tono agudo y cantarín. –Tú eres Christina, ¿cierto?

-Sí. –Enarco una ceja. Ese chico me parece conocido de algún lado. Y algo me dice que su nombre empieza con P.

-Soy Parker. –Me tiende la mano y recibo su apretón. Mi cerebro rebobina las imágenes y entonces lo recuerdo. Es aquel extraño chico que habla con apellidos.

-¡Ya! –Sonrío. –Y bueno, ¿sabes dónde pueda estar Trenton?

-Chris. –Asaiah me susurra y pone su mano en mi hombro. Parker lo mira y puedo ver como se le hiela la sangre, Asaiah tiene ese efecto en la mayoría de las personas. -¿Estas segura de que…?

-Sí. –Miro a Parker. -¿Dónde está Trev?

-Está en el taller. Ahora mismo le digo que lo buscas.

-Gracias.

-Claro.

El chico se da media vuelta y se va, perdiéndose entre la multitud. Yo me devuelvo a Asaiah que me mira curioso.

-¿Lo conoces?

-Algo así, solo he hablado con él una vez.

-Y sabe tu nombre. –Se cruza de brazos.

-No sé. –Me encojo de hombros. –Trevor le ha de haber contado de mí.

-¿Qué pudo haber dicho de ti?

-No sé, soy su amiga. –Él enarca una ceja poco convencido. De hecho no, de hecho le dijo que era su novia hace unos meses, creo que es mejor omitir eso. -¿Qué? –Mueve la cabeza a los lados, insuficiente.

-Nada. –Responde apretando los labios.

-¿No te estarás poniendo celoso? –Sonrío, tratando de evitar que unas risas se me escapen.

-No tendría por qué. –Se acerca y me toma por la cintura, atrayéndome a él. –Pero quiero que le quede claro a todo el mundo que tú eres solo mía.

Mis mejillas se encienden y una sonrisa tonta aparece en mi rostro. No lo miro pero sé que mira a todo el mundo con recelo y siento que está a la defensiva, como un gato antes de atacar.

-Vaya, que posesivo.

-¡Christina! –La voz ronca de Trevor me desconcentra. Inmediatamente lo miro, va bien abrigado con una gran chamarra de cuero sobre su sudadera azul que tiene estampada a “California” en el pecho. Me suelto del agarre flojo de Asaiah y corro hacia mi amigo que me recibe con los brazos abiertos y un gran abrazo de oso. -¡Estas viva! –Exclama. -¡Estas aquí!

Demonio (secuela de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora