Capítulo2: Por honor a la princesa

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Me quede totalmente quieta unos momentos ante el beso, luego pude reaccionar empujándolo a una distancia considerable, este me miró con repulsión, pero luego se quedó en ojos blancos de la sorpresa de ver a mi hermana atrás mío.
-Yesika...-susurro al ver a mi hermana tirando el helado al suelo, mientras ella se acercaba lentamente- te juro que no sabia... -Levanto las manos asustado, y recibió una potente cachetada dejando su mejilla roja.
-Y tu... ¿Como pudiste? -Dijo empujándome haciéndome caer al suelo y ella salió corriendo con los ojos llorosos, corrí tras ella y al alcanzarla la abrace fuerte.
-Perdóname, el fue quien lo hizo, pero no sabia como reaccionar, de todas maneras nos parecemos... -Dije limpiando sus ojos de las lágrimas que tenía, ella simplemente me sonrió y me abrazo, en ese momento llego el chico.
-Bueno los perdono... Pero que no se repita, los presentó, amor, ella es mi hermana Samantha.
-Puedes decirme Sam.
-Hermanita, el es mi novio, Roger. Dijo mi hermana tomándolo de los hombros, el chico solo sonrió y levantó la mano saludando, acto que seguí yo.

Después de un rato caminando con el y mi hermana, los fui conociendo un poco mejor, fueron contándome pequeñas historias de ellos 2 hasta que Roger contó una muy interesante anécdota de su vida ya cuando estábamos de vuelta en el parque .

Roger: hubo una vez en el cual me metí en un gran problema, porque tenía 3 policías cerca de mí cuando estaba trabajando y lo más gracioso es que 2 de ellos -hizo una pausa para evitar reír ya que el chico parecía estar ahogándose de la risa- eran los encargados de que yo entregará el paquete a tiempo -soltó una risa, me quede un poco sorprendida y dudosa.

Samantha: Roger... ¿Qué era el paquete? -pregunté temerosa de la respuesta, realmente no me daba nada de gracia pero a mi hermana le parecía divertido.
Roger: nada del otro mundo, un pequeño cargamento de cocaína- puso su sonrisa sarcástica mientras acomodaba con sus labios un cigarro en su boca y mi hermana lo encendía y este le daba una calada.
Samantha: interesante...-realmente no sabía cómo reaccionar ante tal situación, mi tan anhelada hermana era novia de un pedófilo, el cual es un "repartidor de paquetes" que es ilegal de manera magnánima- bueno ya es tarde lo bueno sería irnos a casa hermana- le sonreí a mi hermana mientras Roger le daba una mirada seductora mientras acariciaba sus caderas y un poco más abajo.
Yesika: tienes razón, nos vemos amor te amo mucho- dijo en tono meloso poniéndose de puntas para poder besar a dicho gorila, realmente me sentía asqueada con mi hermana y su vida amorosa con tal gorila, realmente debería calmarme pero mientras caminábamos camino a casa debía resolver unas dudas.
Samantha: parece que estas muy orgullosa de tu novio-le mire de manera penetrante para tratar de leer sus pensamientos a través de sus gestos.
Yesika: pues si, es un hombre maravilloso, el me hace llamar princesa, su princesa y solo suya, me da todos los caprichos que yo quiero solo que una vez -hizo una pausa para tragar un poco su risa- tuve que ayudarlo a trabajar así que tuve que meter su "paquete" -dijo haciendo las comillas con sus dedo- y no no su paquete entre las piernas... bueno si pero, más tarde tú me entiendes -me dio un codazo en forma de broma a lo que yo solo fingí divertirme con su historia- así que metí el paquete en mi... vagina-empezó a reírse no sé si por la vergüenza o porque realmente le daba risa cierro suceso.
Samantha: que... buen trabajo en equipo hermana- solté una risa fingida, entre rápidamente en la casa y me metí en mi cuarto para mi sorpresa dormiría con mi hermana, en la misma habitación... realmente me sentía asqueada, no es que yo sea una gran refinada pero me parece que una chica que se preste de esa manera merece llamarse puente de treinta mares, parece que leer tanta poesía se me está pegando, después de hacer mi limpieza nocturna y peinar mi cabello me fui a dormir con mi hermana a pocos metros, lo bueno es que el día de mañana estaré con mi madre... no puedo esperar.

Atraves De Mi MiopiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora