Capítulo 15: mi ultimo día en México

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Me encontraba como ya era de costumbre en mi despacho, escribiendo en mi computadora algunos datos que se recolectaron en México, los que me enviaron de Italia y otros países, realmente todo iba de maravilla, por los visto la familia Coppola ya puede introducirse en el trafico de diamantes gracias a cierta unión con algunos alemanes, a pesar que soy una mujer muy temida me he echo de muchos amigos gracias al respeto que me he ganado, la verdad me ponía feliz de cierta manera, es decir estoy totalmente orgullosa de los resultados de mis trabajos, cuando menos estoy notando se me acabo el café así que por mi comunicador mando atraer mi café, de cierta manera extraño a Len, el me ponía una flor en mi café, pero bueno una hija tampoco esta mal y cuando me lo prepara Bruno me lo trae de colores así que realmente no importa, después de unos segundos veo llegar al nuevo asistente a lo cual le indico que puede pasar y este entra con el carro y me llamo la atención que cerro la puerta, nadie cierra la puerta sin mi permiso así que disimuladamente preparo mi revolver y lo pongo en mis piernas.

Sirviente: Buenos días mi señora -saludo mi sirviente mientras me servía el café y le hacía la hoja y observa el plástico que llena todo el suelo de mis despacho.

Samantha: buenos días, por favor antes de irse retire esta taza y dígale a Bruno que venga inmediatamente y no se preocupe por el plástico pronto pediré que lo retiren- pues era la verdad, lo había visto en una película que me prestaron pero jamás imagine usar ese truco.

Sirviente: Esta bien mi señora- en ese momento pone el café en mi escritorio y saca una pistola de 9mm- alguna ultima petición mi señora-?- pregunto el hombre y yo simplemente seguí escribiendo.

Samantha: le echaste 2 de azúcar? -pregunte pues era exactamente la cantidad que me gustaba, y no quise parar de escribir pues aveces se me olvidan ciertos detalles.

Sirviente: parece que no estas consciente de la situación aquí- dijo en un tono amenazador a lo cual solo me limité mirarlo de reojo y seguir escribiendo.

Samantha: si quieres matarme hazlo ya, no le tengo miedo a la muerte pero antes dime que comiste hoy?- dije colocando mi mano derecha en mis piernas y la izquierda acomodando mis gafas.

Sirviente: porque quiere saber eso? -pregunto totalmente confundido mientras rápidamente levanto mi revolver de mis piernas y le disparo en el pecho levantándome para tirar su arma lejos y poner mi pie encima de su pecho mientras retiro mi cabello de mi ojo derecho dejándolo observar su color gris intenso.

Samantha: depende de tu alimentación la cantidad de esfuerzo para limpiar la sangre- comienzo a hacer presión con mi pie haciendo que haga una mueca de dolor- pero como me pasaron el dato que hoy intentarían matarme... decidí poner el plástico para que no costara limpiar la sangre...bueno... -apunto mi revolver en su frente mientras miraba como se perdía en mi ojos gris aterrado- que te pasa? parece que estas viendo al mismo diablo... oh cierto... lo estas viendo..-reí levemente pues me divertía verlo de esa manera- como decía... chao chao- dije antes de tirar del gatillo haciendo que toda su sangre se dispersara por el plástico- ahora entiendo porque los anuncios de "no intentes esto en casa"- comente para mi misma en voz alta mientras me siento nuevamente a escribir mientras disfruto de mi cálida taza de café y mando a llamar a Bruno el cual minutos más tarde se presento justo cuando termine de registrar la información en mi laptop.

Bruno: me llamo su majestad? -dijo este dándole una calada a su cigarrillo, de cierta manera me daba gracia que me llamara de esa manera.

Samantha: solo quisiera saber que tal va la experimentación -me levante y observe a Bruno jugando con el cadáver con el pie- si vas a jugar a revivir personas escoge a alguien que valga la pena- comente al recordar su triste intento de matarme.

Bruno: tan mal lo hizo?- me pregunto exhalando el humo nuevamente.

Samantha: he visto mejores- me cruce de brazos- tengo todo listo para ir al instituto y confío en que la casa este terminada cuando llegue, solo falta preguntar cuando jugare con Roger? necesito muñecas para jugar -dije sentándome en mi escritorio.

Bruno: juega a los carritos mientras preparo a tu Ken -dijo apagando el cigarro en la frente del pobre sirviente- Samantha no es tan fácil, estoy desarrollando un suero que hace que una persona obedezca todo sin rechistar , no es nada fácil, eso y que estoy haciendo todo loposible para poder hacer tu pedido, que por cierto necesito una prueba de sangre.

Samantha: se que haces todo lo posible, lo siento, es solo que me impaciento un poco y respecto la prueba de sangre para que la quieres?- pregunte curiosa.

Bruno: ya que quieres modificar tus cualidades físicas entonces modificare el movimiento de tus plaquetas y la reproducción de todo incluso de anti cuerpo y así.

Samantha: y así curarme de forma rápida ante cualquier herida o golpe- lo interrumpí.

Bruno: además de tratar de hacerte inmune a ciertos venenos -completo el.

Samantha: Esto realmente no tiene que saberse- dije levantándome de mi escritorio- bueno vamos a tu laboratorio de científico loco.

Bruno: prefiero el termino de súbdito del Doctor Frankenstein -dijo mientras me abría la puerta para que yo pudiera pasar.

Samantha: y tu monstruo? - le pregunte sarcástica.

Bruno: lo estoy viendo en este momento - dijo con una sonrisa y ambos reímos.

Pedimos que retirarán el plástico de mi despacho al igual que el abono de sirviente que preparé, después bajamos hasta su laboratorio y parece que nuevamente habían acabado varios de los hombres solo habían quedado 10 de la última mafia que invadí y Roger que estaba totalmente sedado, siendo sincera o tenía ganas de invadir mafias así que más tarde compraría prisioneros de todas maneras sale mucho más barato que invadir una mafia aunque no termino ganando terrenos pero bueno eran las personas quienes interesaban en ese momento, me senté en una de las sillas que tenía Bruno y el saco una jeringa en la cual no tardo Bruno en llenarla de mi sangre.

Samantha: Bruno, quiero que compres a prisioneros, a todos los que necesites y lleves estos que tienes con la fachada de que pintaran la casa, si es que alguien los nota- ordene mientras me levantaba.
Bruno: como usted desee, por cierto hay un parque muy cerca así que saldremos todo lo posible en hacer ejercicio y retomaremos sus clases de defensa, si gusta retomemos primero el boxeo- dijo guardando la sangre en uno de sus tubos de ensayo- poco a poco mejorare tu cuerpo... no importa lo que tenga que hacer -se acercó y acaricio mi mejilla- es mi manera de protegerte.
Samantha: Bruno, también eres un excelente guarda espaldas, tienes tus sentidos bien agudizados y tu puntería es excepcional y tu condición física es de las mejores, me has protegido mucho... pero me alegra que un hombre tan... sin alma hacia los humanos me quiera.
Bruno: ya te dije tú no eres humana- beso mi mejilla -eres un monstruo hermoso y perfecto, creo que eres el único ser al que le tengo afecto.

Me quedaba más que claro que Bruno me quiere, obviamente como una hermana menor, él únicamente ama la ciencia, y me sorprende bastante y lo admiro al ser un hombre virgen que ni si quiera le importa llegar a tener sexo, más que mi mano derecha era mi amigo y una especie de hermano mayor al cual le tengo mucho afecto y si algo le llegara a pasar... empezará a cortar cabeza.
Samantha: Bruno... gracias por todo -le dije con un poco de vergüenza ya que hace mucho que no soy así de cariñosa con alguien.
Bruno: No agradezcas, es mi trabajo y deber como mano derecha y como amigo - me dedico una sonrisa -y si alguien vuelve a tratar de hacerte algo malo... -tomó un tubo de ensayo- juro que será el primer que conozca el infierno en la tierra...
Samantha: crees que exista el diablo? -pregunté un poco pensativa
Bruno: Si existe creo que le has superado y créeme que me alegra ser la mano derecha del diablo.
Samantha: Es irónico sabes, a las personas que trafican órganos, mercenarios y abusadores les hago sufrir... soy el diablo que castiga a demonios y sin embargo no soy un ángel.
Bruno: El fin no justifica los medios, pero hay maneras más fáciles y divertidas de hacer las cosas además tú no escogiste está vida, ahora ve a descansar, nos levantaremos temprano para tomar el vuelo.
Samantha: tú también descansa, bye -me retire para ir hacia mi habitación en donde por última vez dormí plácidamente en México pues horas más adelante me encontraría en otro pueblo y no como la gran Coppola si no como una chica ordinaria... no son nervios lo que siento... por alguna razón está vez al pensar en esto no siento nada solo como un movimiento más que hago en mi vida.

Atraves De Mi MiopiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora