Capítulo 4: princesa solo hay una.

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Desperté en la mañana muy temprano he de decir pues esta vez solo se habían levantado los primeros rayos rosados de nuestro sol, al entrar a la ducha me doy cuenta que cometo la misma torpeza de siempre, pues me había puesto mis lentes al despertar- Aghh..- nuevamente me quejé no podía ser posible que cometa la misma torpeza bueno da igual, al salir de la ducha hago todo lo posible para cambiarme sin molestar a mi hermana, al salir de la habitación veo al guardián de la casa, el mismo que me recibió con una linda mordida, parece que ya se acostumbro a mi pues al verme solo bufa y se marcha, seguí con mi camino para finalmente llegar a la cocina mientras acomodo mi chaqueta coló café, era de mis favoritas cuando utilizaba mis pantalones blancos con mi blusa negra, en fin, me prepare en la maquina de mi madre un café borbón amarillo, es uno de mis favoritos, teniendo la taza de café en mis manos tomo un poco y al exhalar un poco mis gafas se empañan por el vapor joder... como odio eso escucho la típica "afinación de voz" ya saben para llamar la atención -hmmgnn- al escuchar rápidamente me volteo a ver y era mi madre recostada en el umbral de la puerta, le dedique una sonrisa y ella se sentó a la par mía tomando mi mano izquierda mientras sostenía mi taza con la derecha, acariciando mi mano me miro a los ojos... una sensación tan cálida recorre mi cuerpo, por lo visto esto es sentir el calor de una madre.

Isabela: Mi niña no sé si me guardas rencor por no estar contigo desde tu nacimiento, pero mientras vivías en otro país te aseguro..-hizo una corta pausa y note que sus ojos parecían cristales por las lagrimas tan puras que se asomaban, pero mi madre al parecer es muy fuerte así que hace todo para no llorar- mi niña... desde que te aseguro que no deje de pensar en esa niña tan pequeña que podía cargar en un brazo, con esas pecas tan adorables y esos ojos tan lindos azules con los cuales se que derretirías el mundo entero, jamás te olvide, ni un solo momento y menos el echo que tenia a Yesika, que ustedes se parecen tanto pero necesitaba a ambas para estar completa... En parte se que no merezco tu perdón...- dejo derramar una lagrima en su ojo derecho realmente me destrozaba verla así- pero cuando crezcas un poco más te explicare todo, lo prometo- beso mi mano y me abrazo tan fuerte que sentía el palpitar de su corazón.

Samantha: Ya te perdoné, se que me amas, como cualquier madre y yo te amo a ti también, eres mi madre, mi ejemplo a seguir- besé su mejilla con la mayor delicadeza y sentí como dio un respiro de alivio, realmente se sintió aliviada al saber que no le guardo ningún tipo de rencor, siento como su boca se posa cerca de mi oído y toma un respiro, preparándose para no hablar con voz temblorosa pero aún sentía como temblaba levemente, pero es normal ponerse así cuando se está en ese tipo de situaciones. 

Isabela: mi niña, te prometo que mi corazón también te pertenece, nunca lo olvides-se separo un poco para ver mis ojos lo cuales derramaron una o dos lagrimas y ella las limpio con sus dedos de una manera tan amorosa y besó mi frente haciéndome sentir tan protegida que le di una mirada de todo esta bien.

Y se retiró dejándome terminar mi café, saque mis audífonos y me fui a la terraza a admirar como poco a poco el sol se levantaba, realmente me sentía tan bien, una sensación tan placentera conmigo y con el mundo realmente lo único que necesitaba mi vida era un poco de amor por parte de mi madre, la que en poco tiempo se convertirá en mi mejor amiga,  pasaron los minutos y pocas horas y por lo visto me quede dormida minutos después de dejar mi café ene la mesa y mi hermana me despertó dándome unos pinchazos en forma de juego en mis mejías, me levantó y la miro sonriente.

Yesika: Querida hermana, me he preguntado si quisieras ir a caminar conmigo? ya sabes para pasar mas tiempo juntas- me dio una sonrisa un poco exagera, al asentir con la cabeza me retire los audífonos del todo y los guarde, por lo visto ella estaba tan ansiosa que simplemente bajamos rápido con ella llevándome arrastras y simplemente se despidió con unos gritos- mamá saldremos un rato, espero que no te moleste, te quiero, adiós.

Samantha: Madre también yo te quiero adiós- apenas logre despedirme de la misma manera cuando salimos de la casa corriendo la verdad es que corrimos mucho hasta llegar a una parte muy sola de la ciudad en un puente en el cual no pasaba agua y por lo visto era como una calle abandonada  la verdad es que me daba muy mal rollo.

Caminamos hasta llegar al pasto por un poco abajo del puente deslizándonos un poco por el hasta llegar a  esa calle abandonada, nos recostarnos en las paredes que aportaba ese puente y mi hermana del cansancio jadeaba al igual que yo, he de decir que los grafitis que se encontraban en el puente eran lindos, había una mujer que en ves de brazos tenía alas pero no de ángel, eran alas negras como las de un cuervo y estaban desgastadas, dañadas, realmente algo inspirador que me dejo pensando mientras recuperaba el aliento junto mi hermana en ese momento mire a mi hermana y ella sonreía de una manera tan diferente que me sentí un escalofrió pero segundos después sentí algo más... pues un jalón en mi brazo, de reacción al voltear le pegue en la nariz a ese hombre a lo cual tenia un aspecto de pocos amigos, me soltó pero otro chico de cresta tatuado de los lados de la cabeza me agarro de ambos brazos y yo me deslice por debajo dándole una patada baja cuando siento varios volteos paralizando cada musculo de mi cuerpo y al alzar la vista era... mi hermana con un paralizador... ¿Por qué? eres mi hermana... mi sangre... mi... mi familia...

Yesika: Te has convertido en un estorbó, que te quede claro que a mi nadie, y escucharme bien ¡NADIE! me quita el centro de atención yo soy la persona más importante... ¡YO SOY LA MALDITA PRINCESA DE ESTE LUGAR DE MIERDA!- se puso de cuclillas para darme otro choque en mis costillas dolía, mi pecho como se rompía mi corazón al saber que estaba siendo traicionada por mi propia hermana, simplemente no sabía que dolía mas, mi pecho o mis músculos... me sentía tan inferior, tan tonta, tan rota... simplemente derramaba lagrima con amargura mientras los malditos hombres comenzaban a recorrer mi cuerpo con sus sucias manos, era tan repugnante me sentía tan asqueada, furiosa, dolida, triste... y lo único que podía hacer.. era llorar y escuchar, ambos dejaron de tocarme y solo me ataron los brazos y las piernas y me amordazaron y se levantaron.

-Te pelaste esta vez, realmente está buena- me dio una pequeña patada en el abdomen mientras sonríen de lado- bueno.. te ganaste los tres mil, aunque pudiste conseguir más...- al parecer... estaba siendo vendida como un animal como parte de un ganado.

Yesika: me vale, me basta y sobra para mi vestido- saca la lengua dejando ver un pequeño expansor en medio de su lengua, era tan grotesco... realmente no lo había notado pero comencé a tener un asco tan indescriptible que quería un choque mas para desmayarme y no tener que escuchar ni ver a nadie, odio a mi hermana a estos tipos estoy... odiando y maldiciendo a todo lo que me rodea.

Los hombres simplemente le entregaron un royo de dinero y me llevaron cargada hasta su minibús  Volkswagen T1 color negro, me acostaron en el suelo dela auto y yo simplemente lloraba de la amargura, del odio, no podía hacer más que llorar hasta que uno de los hombres habló- perdón mi damisela -soltó una carcajada un poco sádica golpeándome con su pie en mi cara haciéndome sangrar por la nariz, tomo mis gafas y las termino de romper partiendo la en pequeños trozos mi miedo aumentaba pues no veía casi nada y si miraba algo sería con dificultad- no necesitarás de esto nunca más, somos amigos de Roger y lo único que tienes que saber es que tu hermana te vendió para que Roger pueda saldar su deuda, y de paso comprarse su estúpido vestido- el otro hombre lo regaña desde el asiento de piloto- animal imbécil, no la golpees... no la mataremos para vender sus órganos, haremos algo mejor -el otro hombre también soltó una risa sacada del infierno- simplemente échale la siesta- el hombre de cresta obedeció y saco un pañuelo y le aplico cloroformo y trate de no respirar pero me era imposible después de unos minutos aguantando la respiración y empece a cerrar los ojos poco a poco... para despertar en un infierno en la tierra.

Atraves De Mi MiopiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora