Querida Casie:
Hoy he llorado. Muchísimo. Como nunca. Durante horas. Sin descanso. Fuerte y alto.
Me rompí con brusquedad. Como una camisa al desgarrarse. Me rompí de forma tosca. Dura. Casi dolorosa. Sin elegancia. Como una bomba.
Mi familia miraba. Tíos, tías y abuelos. Y yo lloraba.
Me había cortado la punta del dedo con el cuchillo mientras comía, y todo había saltado por los aires.
Un corte me puso al límite.
Era quebradiza, frágil. Estaba llena de agujeros y me derramaba.
No importaban mis intentos para ser dura y fuerte.
Estaba herida de muerte. La tristeza desgarraba mi interior.
No importaba ser fría e indiferente. Estaba destrozada.No pude lidiar con mi mierda. No agarre mis piezas juntas. Explotaron.
Fue liberador. Llorar y llorar. Con tanta pena. Tanto dolor. Era hasta poético.El corte no dolió tanto. No lo suficiente como para llorar así.
Simplemente... Todo se derrumbo en torno a mí. Todo mi castillo de naipes se cayó estrepitosamente.
Y lloré. Sin decir una palabra.
Callada.