Pagina Cincuenta y cinco

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Querida Casie:

Las chicas y yo vimos a Emma y a las demás.

Estaban borrachas. Caídas por el suelo. Algunas llorando.

Tori dijo que podíamos pegarlas allí. En ese momento. Tendría mi venganza. Pagarían por todo.

Pero... Pensé en lo feliz que era.
Todo lo que había aprendido. Los cambios que mi vida había sufrido. Cambios buenos. Mi familia feliz, por fin. Amigas geniales. Novio increíble.
Mi mejora como persona. Mi crecimiento interior. Mi sabiduría.

Me recordé. Cuando tenía quince y era una frívola. Cuando marginaba a chicas por no ser populares. Por creerme más que nadie.

Yo había sido ellas. Había sido así de estúpida.
Ellas por desgracia no habían descubierto lo que yo. La verdad sobre la vida.
En realidad... No tenían la culpa de estar ciegas. De no ver con claridad como yo.

Y allí, mirándolas caídas y borrachas y con la barra de labios corrida, deje de estar enfadada. Completamente.

Todo cayó en su lugar. Todo estuvo completo del todo. El puzzle encajo.

Debería darles las gracias. En serio.
Porque al apartarme, pude evitar ser como ellas. Pude ser todo lo que soy ahora, y ganar esta vida perfecta.

Negué con la cabeza hacia Tori.
Me acerque a Emma. La levante se suelo. A todas ellas. Las ayude a sentarse en un banco. Llame a sus padres. Vi como se fueron en sus coches hacia sus vida vacías.

Y me sentí bien. Quedó demostrado.

Querida CasieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora