Querida Casie:
Hoy he leído un libro. Mi primer libro.
Lo encontré en la biblioteca del instituto. Donde ahora me escondo durante el recreo.
Me llamo la atención porque era de Harry Potter, y yo vi algunas de las películas; La primera, la cuarta y trozos resaltados de la sexta.
Aquel libro era el primero.
Lo abrí por casualidad; por sí tenia dibujos. Y ya no lo volví a cerrar. Aunque no tenía dibujos.
Me sumergi en la historia. En sus personajes, en Harry. Él niño con quien me identificaba tanto. Me enganche completamente.
Y... Sorprendentemente, aquel fue el primer momento de felicidad en meses. En largos meses. Olvidé mi vida, mi dolor. Olvidé toda mi mierda, y ya no tuve que lidiar con ella. No tuve que mantener mis piezas juntas. Las letras de aquellas paginas lograron recomponerme; mientras leía. Me olvide de mí misma. Deje de ser yo. Y fue maravilloso. Escapar de mi piel. Huir de mis problemas, volar al cielo. Encontrar un escape. Un lugar seguro, feliz. Encontré mi libertad. Mi salvación.
Cuando el timbre de las clases sonó, maldije. Separarme de aquel libro era aterrador. No quería aterrizar. No quería volver a tierra.
Robé el libro, y los tres siguientes. Los metí en mi mochila mientras lanzaba miradas furtivas a la bibliotecaria.
Fui a clase. Sintiendo el cálido peso de los libros en mi espalda.
Las chicas me empujaron al pasar. Tirandome hacia delante escandalosamente. Caí al suelo. De boca. Mis manos ardieron al parar la caída. Todos estallaron en risas.
Cerré los ojos, y recordé a Harry; él niño que sobrevivió. Y no me sentí tan miserable.
