Pagina Treinta y nueve

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Querida Casie:

Tuve un gran día.

Tori y las chicas vinieron a recogerme en el coche de Linda.
Pusimos la música altísima en un idioma que ni siquiera conozco con palabras que no se pronunciar, y me sentí grande. Por fin. Todo volvió a brillar como el jodido sol.

No me sentí sola, o alejada o mala. Fui yo de nuevo. Casie al completo. Renovada y más fuerte. Mejor en muchas partes. Más sincera. Menos frívola. Más sabia. Mejor.

De pronto me sentí agradecida. Por  todas mis cicatrices. Por todas las lecciones y todos los secretos que aprendí. Cada golpe que me hizo mejor. Y me siento agradecida. Inmensamente agradecida.

Entendí también que no podía ser feliz cuando no era yo. Que no podía cambiar mis palabras, mis risas, mi manera. No sería feliz si lo hacia.

La felicidad se trata de ser tú mismo. De amarte con todo lo que tienes.
Ser todo lo que siempre has deseado ser.

Yo lo era ahora. Después de mi odio hacia mí, mis miedos, mi tristeza, y el acoso, conseguí ser quien debía ser. Mejor. Más adulta. Mejor.

Nunca había sido tan feliz en toda mi vida. Y no me hizo falta mucho. Solo ganas de sonreír.

Nunca necesite un gran discurso para hacerme ver lo bonita que era yo, y la vida. Solo tuve que volver a ser yo, y un viaje en coche. Nada más.

“Hay momentos en la vida en que uno simplemente se deja querer. Porque , porque quiere, porque ya es hora, porque le apetece.
Quizá no le hayas conocido en la cabina de un avión destino Nueva York, o vuestro primer beso no tenia la estampa de cuna de las civilizaciones de fondo, pero al final nada se trata de eso, ¿verdad? Al final los días se definen por el momento de llegar a casa o salir a dar un paseo, por amanecer juntos o reír, reír profundamente. Al final, mañana quien sabe si quizás seas diabético y no puedas comer dulce o no sea tu momento para amar. Entonces coge tu momento y ama, “ama y ensancha el alma”. Porque la vida es una, y mañana nadie sabe. Las historias de película están bien para el inicio, pero siempre tienen un final. Y si algo tiene un final, nunca sera un buen final. Así que saca esa botella de vino que guardabas para una ocasión especial, descorcha el mejor champán y vive, vive intensamente. Porque mañana... ¿Quien sabe?”

Quien entendió, entendió.

Querida CasieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora