Pagina Diecisiete

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Querida Casie:

Mis antiguas amigas han vuelto a hablarme.
Todas muy simpáticas, dándome abrazos. Me han recibido con euforia.

Me he sentido enorme. Completa de nuevo.
Lo había conseguido. Las agradaba de nuevo. La nueva Casie había triunfado.

Hice todo lo correcto; no reí fuerte. No dije nada tonto. No hable de mí misma. Me esforce por no meter la pata.

Pero no sirvió.

Mis antiguas amigas me llevaron a un callejón. Me dijieron que allí había una heladería que preparaba los mejores batidos.

Las creí. Como una tonta.

No vi venir el primer golpe. Fue directo a la oreja. Un pitido agudo resonó en toda mi cabeza. Luego en mi nariz. Sangre caliente salio de allí. Después en mi boca y mis mejillas. Y ya no recuerdo nada más.

Me he despertado horas después. Ya de noche. Mi móvil y dinero no estaban.

Le dije a mis padres que me robaron unos vándalos. Que me quitaron todo.

Ellos me han creído. Como unos tontos.

No quiero mirarme en el espejo. No puedo.

Estoy gritando de nuevo. Lamentándolo. Pero sigo callada. Mis labios no se abren. Sonrió. Lucho con todas mis fuerzas para no comportarme como me siento. Vivo, más o menos. Como un zombie. Salir a la calle es una enfermedad.

Porque no le importó a nadie y no merece la pena hacer nada.

Quiero morir de una vez. No quiero volver a ilusionarme con que las cosas pueden mejorar, que pueden volver a ser como antes. No pasará. Estoy condenada al fracaso. Cada intento por salir de la mierda me hunde más en ella y me siento humillada. Voy a dejar de luchar. Que me lleve la corriente. Voy a quedarme quieta.

No tendré estudios y no me casaré. Nadie me contrataria aunque estudiara como curar el cáncer. Y por supuesto ningún chico va a quererme. Me quedaré leyendo y dejare que el tiempo me mate. Por fin.

Querida CasieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora