Querida Casie:
Estoy apática. No me importa nada. Nada. Nada. Nada.
No me importo yo. No me importa nadie. No me importa el mundo. No me importa NADA.
Y no quiero hacer nada.
Ducharse es una batalla sin sentido. ¿Para qué? No voy a mejorar. No voy a ser mejor. Es imposible.
Levantarse de la cama era un dolor de ovarios. Sonreír una enfermedad. Hablar un calvario. Peinarme, comer, salir. No tenia ningún sentido. Nada tenia importancia.
¿Para qué? ¿Por qué? ¿Por quien? ¿PARA QUÉ?
Si yo no iba a tener nada. No iba a conseguir nada. No iba a hacer nada.
Solo leer libros y así evitar cortarme las venas y acabar con esta tontería que es la vida.
Para leer libros no hacia falta nada. Solo tener ojos e imaginación. Lo demás sobraba.
Había salido de casa tres veces en todo el verano. Mis padres iban a la playa, iban a cenar, al cine. Pasaban el día en la calle. Yo leía en mi habitación.
Mi madre se dio cuenta de que algo iba mal, y yo maldije a todos los dioses.
Quiso sacarme de casa, de mi habitación. Quiso quitarme los libros. Quiso quitarme las series, las películas. Quiso quitarme Nexflix.
¿Se había vuelto loca? ¿estaba ciega, sorda?
Yo no quería salir. No quería hacer nada. Era fácil de entender.
El mundo no tenia un lugar para mí, y yo buscaba otros mundos en mis libros.
Idris. Las Facciones; Osadía, Verdad, Abnegación, Erudición, Cordialidad. Idhun. Narnia. El Callejón Diagon. Hogwarts. El Campamento Mestizo. El Olimpo. Panem. Lux. El Área. El Mundo Caster. Ect, etc.
No me hacía falta la realidad. Tenia mis libros. Estaba bien. Solo tenían que dejarme en paz.
