Querida Casie:
Me han hablado unas chicas. A mi. A Casie.
Eran un poco raras. Tenían pirsing y tatuajes. Eran algo chungas. Pero me han hablado. Alguien me a hablado. Al fin.
Me han sorprendido. Eran simpáticas. Muy agradables.
Me han preguntando mi edad, mis gustos, mi nombre y apellidos.
Casi me dan ganas de llorar. Estaba nerviosisima. Hacia más de un año que alguien nuevo me dirigía la palabra.
Me invitaron a comer con ellas. En su mesa. Entré por vez primera a la cafetería.
Él chico de la biblioteca me miro. Lucía sorprendido. Dejé de mirarle.
Las chicas son geniales. Me hacen reír. Son muy buenas estudiantes, leen libros, escuchan mi misma música. Tenemos tantas cosas en común que asusta.
Nunca hubiera imaginado que unas chicas punk podrían caerme bien.
... ¿Yo las caía bien? No lo sabia. No a ciencia fija. Había dicho cosas tontas. Estaba demasiado nerviosa. Había reído en exceso. Había metido la pata.
Yo era un despojo humano. Había vuelto a cagarla. Sabia que no volverían a hablarme otra vez. Volvería a comer en el baño.
