Querida Casie:
He vuelto a comer en el baño. He intentado esconderme.
Pero las chicas me han encontrado. Han vuelto a hablarme. Todas ellas; Tori, Linda y Candela. ¡Me han buscado! ¡Me han invitado a su casa!
He empezado a pensar que ahí gato encerrado. No puede ser. No pueden querer ser mis amigas. ¿Como podrían? No soy buena. No valgo para nada. Meto la pata. Soy ridícula y patética.
Me han contado secretos. Los chicos que les gustan. Sus problemas familiares. Sus traumas, sus historias. Me han preguntado cosas también.
—¿Quien es Casie? —me a preguntado Tori.
Me que he quedado en silencio por varios minutos. Tratando de averiguar si la pregunta era en serio. Si no se estaba guaseando de mí. Si de verdad le interesaba.
Candela y Linda me han mirado con sonrisas.
—Vamos, Casie, cuenta. —me ha dicho Candela.
¿Quien era Casie? ¿quien era, realmente?
Nos las he mirado a los ojos.
—Nadie. Casie no es nadie. —he contestado.
Luego me he reído. Haciéndolo pasar por broma, pero era cierto.
Casie no es nadie. Casie ya no existe.
La he quitado trozos, y palabras, he ensuciado recuerdos con tristeza, he matado a Casie. Casie ya no es nadie. No soy yo. La he destrozado, para mejorarla. He intentado arrancar los defectos, y me he arrancado de ella. Por completo. Somos personas distintas. Ya no soy ella. La he perdido.
