treinta y ocho

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—April —Dijo mi madre querida llamando mi atención—. Deja, te has comido como tres perros calientes... haz algo por la patria y anda a buscar a Yulexis.

Le di otro mordisco al perro caliente.

—¿Por qué piensas que esa carajita piensa verme el día de su cumpleaños?

Suspiró.

—Bastante tengo con esta absurda fiestecita. Porfi, haceme esa segunda.

—Ta' bien pues.

No pasaron ni diez minutos y ya yo traía a Yulexis conmigo en el carro de Daniela.

Yo si jodo con este carro, bueno la pendeja es ella.

Yulexi cumplía diez, once, nueve... ni idea, y quería una fiesta por su cumple. Se la paso si son sus quinces, pero bueno.

Yo seguía en Valencia, ya mi madre se mudó pa'ca' con su "bella familia".

En todo caso ahí falté yo, porque a mí me mandó pa' los apartamentos con Daniela.

Ajá, yo venía enfocada en la radio pa' no escuchar a Yulexis quejarse de la tranca frente a La Granja. Todas las avenidas existentes en Valencia, no, tenía que ser aquí donde raramente se hace trancas.

Cualquier vaina me bajo a comprar en Subway.

Miré los tanques de guerra al otro lado de la avenida, necesito una vaina de esas.

Por el espejito lateral del carro noté que atrás venía una camioneta negra. A la verga.

Sí... uhm, esa misma camioneta la vi minutos atrás. Detrás de mí. Por toda la Bolívar.

No sé si estoy en plan Gabriela o ya estoy loca.

Definitivamente, ninguna de las dos.

Hola, cariño —Fue al único que le atiné a marcar déjenme—.

—Hola cariño un coño de la madre, Louis. Deja el chanceo. Pana, esta pregunta está un poco fuera de lugar pero, ¿Has visto a la Brooke?

Eh, no, desde ayer no. ¿Todo bien?

—Sí, sí. Sólo tenía la duda.

April...

Louis, confía en mí, no pasa nada. Te llamo después.

No dejé que dijera algo más y colgué.

—Yulexis, hazme el favor y acuestate.

—¿Pa qué, necia?

—Yulexis Sophia, hazlo, mardita sea.

Hizo lo que le dije y miré hacia la camioneta.

A mí no me van a joder hoy, ni aquí, nojoda.

Volví mi vista al frente, bajé el vidrio y grité:

—¡MUEVAN ESE CULO NOJODA! UNA CARAJITA SE ESTÁ DESANGRANDO AQUÍ.

—¡¿QUÉ?! —Gritó Yulexis histérica—.

—¡¿Tú eres pajua?! —Grité en un susurro—.

Shi, se puede gritar en un susurro chikz.

Me dieron paso.

—Gracias, Dios —Murmuré y puse el carro en marcha—.

Luego de un rato verifiqué si la camioneta seguía detrás de mí... así era...

—¿Qué estás haciendo? La fiesta es por allá.

—Yulexis, mantente callada. Juega con mi teléfono —Se lo pasé y volví a mirar por el retrovisor—. Esto será largo.

Me dirigí a la autopista. Crucé en la entrada de Makro (Era un terreno vacío, obvio), y me detuve.

—Quédate aquí y no salgas —Le dije a Yulexis antes de salir del carro—.

Traté de ver por el vidrio de la camioneta.

—¿Qué quieres? —Alcé la voz—.

No pasaron más de diez segundos cuando la puerta se abrió y una chama se bajó.

—¿Qué quieres, Brooke?

—No te imaginas lo difícil que fue encontrarte —Dijo cruzandose de brazos—.

—¿Qué quieres?

—Sólo quería verte. ¿Qué haces aquí?

—Ese peo tuyo no es. ¿No deberías estar jodiendo en Estados Unidos?

—Quizás sí. Pero tú eres mí objetivo.

—¡¿Qué quieres de mí?!

—Tú jodiste mi vida, ahora me toca joder la tuya. Gabriela fue sólo la primera parte.

—Ya va, marica, si esto es por lo de tu fallida boda, superalo. Por amor a Cristo, Louis no te quiere.

—Pero a ti sí, y tú eres la cuarta y última parte.

—¿Quién es la segunda y tercera?

Miró el auto de Daniela y luego a mí.

—Aprecia a tus semejantes.

Yulexis.

Negué con la cabeza.

—Tú a esa carajita ni me la tocas.

—¿No que la odiabas?

—Sí, pero es mi familia ahora quiera o no.

—Y si no es ella es tu ser más preciado.

—A mi mamá ni la toques.

—¿Dónde dejas a Daniela?

—Mira, hija de...

Iba a acercarme pero sacó una pistola y me apuntó.

—Vamo' a calmarno' —Alcé las manos—.

—Quizás no seas la más pila como decías.

—Lo soy... Sin un arma apuntándome y con una loca que la maneje.

—Es fácil apretar el gatillo y acabar con todo esto de una vez por todas, pero no será tan fácil. Es mejor que duermas con un ojo abierto —Dijo antes de volver a la camioneta esa y largarse—.

Suspiré y miré a Yulexis a través del vidrio y murmuré:

—Estaremos juntas en esto, vaga.

[...]

—April, deja de llorar —Dijo mamá pasando su mano por mí cabello—.

—P-Pero me apuntó con la mierda esa. Mamá, quiero exiliarme a Marte.

—No seas gallina. Si te hace sentir mejor, te enseñaré a usar un arma. ¡Anda! Será divertido.

—No si le pego un tiro a Niall.

—¿Por qué le pegarías un tiro a él?

—Mi puntería es arrecha.

—Déjate de mariqueras, April, no te vas a morir, no mientras yo esté viva.

—¡Eso le dije a Gabriela! —Me tapé la cara con una almohada—.

Suspiró.

—Mañana te quiero despierta a las tres de la mañana. Ya vas a ver que es ser policía.

—¡Pero yo sólo quería ser policía en los Sims!

Just a Secret » l.t. ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora