Cuatro

1.2K 146 17
                                        

No la estoy escuchando. Es un sueño... No existe, puedo seguir durmiendo.

Resoplé al ver que no se trataba de un sueño y mi amadísima alarma seguía sonando. La apagué de un manotazo y me senté en la cama sólo para volver a tirarme en ella.

Cinco minutos más... Una oveja, dos ovejas, tres ove...

El teléfono sonó. Dios perdóname porque hoy voy a cometer un asesinato, quien sea que me esté llamando, pagará.

Me levanté para correr a la sala de estar y contestar. Como sabrán, soy la consentida de Dios y de todos los dioses del Olimpo por lo que está mañana me regalaron un golpe en el dedo chiquito de mi pie.

— ¡Carajo!– grité al aire y tomé el teléfono antes de que dejara de sonar.

— Más vale que sea importante– saludé gruñendo.

— Alguien no amaneció con buen humor. Buenos días, lucky girl– Joder. El chico de las pizzas.

— ¿Cuál es tu problema?, ¿ya viste la hora? La gente está durmiendo– reclamé.

— La gente normal, no. Son casi las once.– abrí los ojos asustada. ¡Yo había puesto mi alarma a las ocho y solo había contado tres ovejas antes de que el teléfono sonara!

— ¡Me estás jodiendo! Tengo que llegar al trabajo. Van a matarme. Y ya que viene al caso, ¿por qué me estás llamando?

— Anoche te dije que llamaría para asegurarme de que el chico camisas no estuviera contigo.

Rodé los ojos molesta.

— ¡Eso a ti no te importa!

Dios mío, ¿por qué hiciste a los hombres tan molestos?

— Sólo me aseguro de que tu sentido común esté funcionando correctamente, lucky girl.– se burló.

— Yo voy a asegurarme de que otra parte de tu cuerpo no vuelva a funcionar si sigues molestando, chico pizza.

Él soltó una carcajada y yo rodé los ojos.

— Apuesto a que terminarías arrepintiéndote. Recibir pedidos de pizza no es mi único talento, lucky girl.

Jesús.

— Hmm, bien chico pizza, tengo que irme. Deja tus talentos para luego.

— Como lo prefieras. Por cierto, me llamo Carl y en serio puedo sorprenderte. No soy el único que piensa que soy talentoso– río.

— Lástima que el chico camisas también tenga los suyos. Dudo que puedas superar eso, Carl– me burlé. Su risa se detuvo.

— Oye, ¿qué..?– colgué.

Vive con eso, chico pizza. Vive con eso.

. . .
¡Hola! Aquí con un nuevo capítulo.❤️
He estado leyendo sus comentarios y en serio me encanta saber qué piensan acerca de la historia, no dejen de hacerlo.
Espero disfruten del capítulo tanto como yo disfruté escribirlo.
Los amo,
B.

El chico de la pizza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora