Diecisiete

1K 109 9
                                    

El sonido del teléfono me despertó abruptamente.

Miré el reloj que marcaba las siete y cuarto de la mañana. Joder, ¿no podía descansar en domingo?

— ¿Quién?– gruñí al contestar.

— Hola nena– carajo.

— ¿Sam?, ¿que quieres?

— No tienes que ser tan ruda, Laila.

No, claro que no, cabrón.

— Escucha, son las siete de la mañana; más te vale que lo que tengas que decir sea bueno o te cortaré las pelotas.

Él resopló.

— ¿Por qué tienes que ser tan burda?

— Colgaré.

— ¡No! De acuerdo, yo sólo llamaba para saber cómo estás. Yo... Laila, fui un imbécil, te extraño.

— Me engañaste, Sam. Por supuesto que fuiste un imbécil.

— Lo sé, créeme que lo sé. No volveré a cometer el mismo error, nena, ahora sé...

— ¿Ahora sabes lo que valgo? No cometerás el mismo error, Sam, yo me encargaré de eso.

— Siempre lo he sabido, sólo estaba confundido. ¿Ves? Sabía que podíamos solucionar las cosas.

Ja ja ja. Te daré tu solución.

— Tú y yo no hemos solucionado nada; tengo un novio y me encargaré de que no cometas el mismo error porque jamás volveré contigo.

— Vamos, cariño... Laila, vivimos tantas cosas juntos. Te amo.

La boca se me secó y pude sentir mis ojos llenarse de lágrimas. ¿Cómo podía ser tan cruel?, ¿cómo es pudo siquiera pensar en llamarme?

— Sam, tú tiraste eso, ¿de acuerdo? Tú lanzaste todo lo que teníamos directo a la basura y no seré yo quien se coma algo que ya no sirve.

— Servimos, Laila, lo hacemos. No es posible que estés con alguien más tan rápido, no si me llegaste a amar tanto.

Pude sentir las lágrimas recorrer mis mejillas. Carajo.

¿Por qué me hacía esto?, ¿y por qué yo le estaba haciendo esto a chico pizza? Ni siquiera debería seguir hablando con él.

— Sam, basta. No me culpes.

— ¡Sí lo hago! Ya ni siquiera salíamos o nos divertíamos... Estaba aburrido pero eso no significaba que ya no te amara. Sólo quería... Maldición, lo vi fácil, ¿de acuerdo? Iba a proponerte matrimonio, me revolcaría con cualquier chica y jamás te enterarías. Entonces tendríamos la vida perfecta y estaría contigo porque te amo.

Él... No, no, no.

— No mientas, Sam. No más.

Un sollozo salió de mi boca sin poder evitarlo.

— Es verdad, cariño. Aún tengo el anillo.

Mi corazón saltó y no supe porqué.

No supe si saltaba de tristeza, de coraje o... de alguna otra emoción.

Quería a Carl, por supuesto que sí, pero estuve años con Sam y me imaginaba casada con él y formando una vida juntos. Cualquiera lo imaginaría también y son cosas que no se borran de la noche a la mañana.

La pregunta era, ¿merecía tener a Carl? Él era tan atento y yo, en su lugar, estaba hablando con mi ex novio de una boda que ni siquiera había imaginado.

Tragué duro.

— Tengo que colgar.

— Laila, no...

— Necesito pensar, Sam. Dame tiempo.

— De acuerdo, sí, está bien. Yo... te amo, no lo olvides.

Y colgué.

El teléfono sonó de nuevo y reconocí el número de Carl. No contesté.

. . .

¿Por qué no había actualización? La escuela; el poco tiempo libre que tengo lo utilizo para descansar. Esas son las razones que seguro ya imaginaban.

Prometo actualizar el próximo viernes, ya que pasen mis exámenes finales.

Laila está en una situación difícil pero... Todas tenemos a un ex como Sam, lo saben. ¿Qué creen que decida?

Las amo y espero les guste el capítulo, no me odien.☹️️❤️

— B.

El chico de la pizza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora