VEINTICINCO

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Habían pasado dos días desde que Zeus decidió castigarme y alejarme por completo del hombre al que amaba.

¡Oh Carl!, ¿dónde estás que no te veo?

Dios sabe que necesito distraerme. Mi trabajo en el hospital me mantenía ocupada pero una vez que llegaba a casa me dedicaba a llorar y a ver nuestra única foto en mi celular.

Era de aquel día en el que lo había obligado a comer pizza.

...

- De acuerdo, necesitamos un recuerdo de esto. Hice que comieras sushi, lucky girl.

- Sí, y no olvides que metí ese pedazo enorme de pizza en tu boca, burlón.

Me miró con cara de asco.

-¿Te crees muy graciosa?

- No, no me creo. Lo soy.

Río mientras rodaba los ojos.

-Bien, lucky girl, toma ese pedazo de pizza y voltea.

...

Y fue así como terminamos con una foto mía sonriendo con un pedazo de pizza junto a mi cara y con él mirándome con cara de asco. ¿No era romántico? Nadie me había mirado así nunca. Lloriqueé. 

-Quiero que me vuelva a mirar con asco.

Moqueé y me limpié con mi sudadera, de la cual ya debería haberme desecho. No quieren saber cuántos mocos hay en ella.

Decidí que no podía seguir lamentándome y decidí limpiar mi apartamento. Esperen, ¿yo limpiando mi apartamento? Sí que estaba deprimida. 

En eso estaba cuando mi teléfono sonó.

-¿Hola?

La línea se quedó en silencio.

-Escuche, no tengo humor para bromas, vaya a ver si ya puso la cochina pero no me moleste.

- Hola, lucky girl.

...

Esta vez vine para quedarme, lo prometo JAJA. Ya tengo otra historia en mente porque a esta en realidad ya le queda MUY MUY poco, mejor no les digo cuanto, jeje.

¿Cómo les gustaría que acabara?

Las ama,

B.

El chico de la pizza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora