Cinco

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En el hospital todo iba con calma hasta que, nuevamente, vi a Ritha.

— ¡Hola, Laila!– me saludó.

— Hola, Ritha. Dime que no tuviste algún desorden alimenticio por eso de tu dieta– exclamé preocupada y sintiéndome realmente mal por ello.

— Oh, no– dijo avergonzada — No pude resistirme a probar el pastel de chocolate que hubo en la fiesta de mi amiga Melissa. Tenía chispas de colores y me dieron una bola de helado gigante– hizo un puchero.

¡Bendito pastel de chocolate y su revolución "destruye dietas"!

— Lo entiendo; yo tampoco puedo resistirme. Nací con el defecto– me encogí de hombros y ella río.

— Ahora soy actriz; como Kristen Stewart, la chica de crepúsculo. ¡Amo esa película! El vampiro es muy lindo... Creo que se llama Edwin.

¿Crepúsculo? Todo el mundo decía que era cliché, la verdad es que a mí casi no me gustaba pero no me parecía algo típico que un vampiro y un hombre lobo se enamorasen de ti. ¡A mí me haría feliz que hasta una lombriz me quisiera!

— De acuerdo, pequeña barbie. ¿Qué haces aquí, entonces?

— ¡A mí tío también le gusta Crepúsculo! Me invitó a su casa para que la viéramos juntos pero se quemó la mano cuando intentó preparar palomitas caseras– soltó una risita.

Rodé los ojos. Lo de la torpeza era de familia por lo que podía ver.

Zeus, que mi próximo novio sea tan poderoso como tú, tal vez podría llamar a su amiguito Poseidón o algo así...

— ¡Laila!– Ritha tiró de mí.

— ¿Si, linda?

— ¿Quieres casarte con mi tío?– preguntó cómo si nada.

Mierda, ¿qué?

— Eh... No lo conozco, cariño, no creo que eso sea posible.

— Escuché a mi mamá decirle que tenía un problema y pensé que podrías ayudarle– dijo decepcionada.

— ¿Y cuál es ese problema?

— Ella dijo: "¿Qué tan jodido tienes que estar para invitar a tu pequeña sobrina para ver películas de amor?" Yo no entendí a que se refería pero supongo que estar jodido no debe ser bonito.

No te rías, Laila... No te... Solté la carcajada.

— No, es horrible. Es como oler caca todo el día.

Y aquí va mi buena acción del día. Dios, tómalo en cuenta para mi habitación en el cielo.

— Pero esa no es una palabra bonita tampoco, así que no deberías decirla.

Ella suspiró.

— Bien. Tengo que ir con mi tío, ¿me llevas?

— De acuerdo.

Acompañé a Ritha a la sala de emergencias y nos sentamos en un banco.

— Bien, no debiste de haberme alejado, tengo que ir a trabajar pero quédate aquí hasta que tu tío salga, ¿bien?

Ella asintió rápidamente. Le besé la mejilla y me fui a mi área. Veinte minutos después, regresé para verificar que todo estuviera bien con Ritha y la vi salir de la mano de un hombre de cabello negro y espalda ancha. Ella se giró y se despidió con la mano antes de salir del hospital.

Tres horas más tarde, llegué a casa y lancé mis zapatos al sillón.

Marqué rápidamente el teléfono para pedir mi amada pizza y esperé a que respondieran.

A ti ya no te pido nada, Afrodita. ¡Con esta amiga para que quiero enemigas!

— ¿Hola?, ¿en qué puedo ayudarle?

Perdóname, Afro. No quería ser grosera.

Esa tarde el chico pizza no tomó mi orden.

. . .

¡Hola! Vengo a dejarles un nuevo capítulo. Recibí comentarios de que el anterior había sido muy corto y me disculpo por eso; trataré de hacerlos un poco más largos pero siendo sincera, escribo lo que me nace y no quiero forzar las cosas para que se vuelva algo monótono.
En fin, gracias por el apoyo y espero que el capítulo sea de su total agrado.
No olviden votar y comentar mucho.💜
— B.

El chico de la pizza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora