Veinte

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Me quedé sin aire en cuanto lo vi.

Tierra, trágame y escúpeme en las Bahamas, no... espera, mejor en Italia.

Laila, cariño.

Comería una buena pizza y viajaría a Roma para preguntarles a los dioses porque carajo me odiaban tanto.

Eso no lo veías venir, ¿eh Zeus?

— ¿Laila?– Carl me miraba preocupado.

Me aclaré la garganta.

— Sam, ¿qué haces aquí?

— Vine a buscarte pero veo que ya estás ocupada.

— Yo... Carl ya se iba. Él sólo me trajo.

Espera, ¿qué?

Cállate conciencia.

¡No! Ese cabrón te engañó con una réplica de Kim Kardashian y no me refiero a que sea el sueño de cualquier hombre. Si no estuviera tan operada diría que es hombre y...

¡Basta!

Carl me miró con una ceja alzada y por su rostro, supe que lo sabía. Sabía quién era él.

Sí. Yo me voy.

No sé porque sentí que me golpearon en el estómago cuando dijo eso.

—  Carl...

— No, está bien. Lo entiendo.

Y se fue sin decir más, sin siquiera mirarme. Me lo merecía.

— Se veía bastante molesto para ser sólo un amigo.

— Nunca dije que lo fuera.

Abrí el apartamento y entré dejando la puerta abierta sabiendo que me seguiría.

— ¿Estás saliendo con él?

Resoplé.

— ¿Te importa?

— Laila, nena, vamos... aún te amo.

Hijo de perra. Sin insultar a las perras, claro.

— ¿Aún me amas, Sam?– contesté con sarcasmo – Después de que te encontré follando con otra, ¿dices que aún me amas?

— Yo sé que lo que hice estuvo mal. Intento remediarlo.

— ¿Cómo, Sam? ¡Sólo intentas tapar el sol con un jodido dedo! Igual que yo, si te soy franca.

— No es lo que hago.

— Sí y tu dedo es tan pequeño que no lo consigues... igual que nunca conseguiste darme un orgasmo– dije entre dientes.

Zorra.

¡Largo de aquí!

— Amor, por favor, dame una oportunidad.

Suspiré con cansancio y me dejé caer en el sofá, con la cabeza entre las manos.

— No puedo, Sam, que más quisiera. Haría todo esto más fácil, pero tú me engañaste y no es lo qué haces cuando verdaderamente amas a alguien. No quiero ese tipo de amor en mi vida.

— ¿Y por qué no lo haces más fácil? Perdóname, tú me sigues queriendo Laila, puedo verlo.

— Sí, Sam. Yo aún siento algo por ti pero porque fui sincera contigo, me entregué y no olvidas a alguien que consideraste tan importante en tu vida de un día para otro pero creo que se volvió algo fraternal. Te aprecio porque me hiciste feliz aunque jodiste todo después.

— ¿Es por él?

Me sobé la cabeza y pensé en la respuesta.

Yes.

No.

Maybe.

Can u repeat the question?

— Yo, creo que sí pero más que por él, es por mí. Carl me ha mostrado lo que se siente ser querida en serio y eso sólo me hizo darme cuenta que merezco más que esto– nos señalé con las manos.

Resopló.

— Tú te lo pierdes, no seguiré siendo tu perro faldero.

Estalle en carcajadas.

— Lástima, te tenía un regalo.

— ¿De qué hablas?

— Hoy es el día del perro– le acaricié el cabello– Fuiste un buen chico, Snoopy. Ahora puedes irte, ya dejaste demasiadas pulgas por aquí.

Para mi sorpresa, sonrió.

— Fui un dolor de culo, ¿no? Ya vi que no puedo recuperarte pero en serio lamento lo que sucedió Laila, simplemente...

— Está bien, Sam. Ya es pasado.

— Te deseo lo mejor, Laila, en verdad que sí. Te lo mereces.

— Gracias, Sam.

Y lo abracé. Lo abracé porque tenía que cerrar el ciclo, lo abracé por los momentos que iba a dejar ir y lo abracé porque después de todo, ya podía sentir que lo perdonaba.

. . .

Holaaaa🐭

¿Cómo están? Espero que bien porque yo estoy encantada de traerles un nuevo capítulo.💖

*suenan los tambores*

... ¿qué les pareció? Creo que Laila no tuvo tacto al correr a Carl para hablar con Sam pero al final del día, cerró el ciclo tal y como debía. Ahora sólo espera ver cómo reacciona Carl, ¡pongan changuitos!

No se olviden de votar y de comentar mucho que ya saben que amo leerlas.🌚

Con amor,
B.

El chico de la pizza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora