Veintiuno

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— Hey...

— ¡Hola! Yo...

Su voz me interrumpió.

— Es Carl, si estás escuchando esto es porque estoy demasiado ocupado como para escucharte así que... ¡ten un gran día!

— Carajo.

No había hablado con Carl desde la visita de Sam y todo había sido mi jodida culpa.

Si me dieran un billete por cada vez que arruino las cosas, Bill Gates estaría lavando mi baño.

Suspiré y me tiré en el sofá.

El teléfono sonó y contesté sin mirar el identificador.

— ¡Es Laila!

Se escuchó una risa al fondo.

— Cuanto entusiasmo. Ojalá todas las chicas me contestaran así.

Rodé los ojos.

— Hola Francis, ¿en qué te puedo ayudar?

— Creo que me puedes ayudar en muchas cosas, nena, sí sabes a lo que me refiero.

Soltó una risita.

— Lo siento Fran, no sé cómo regresarte a la heterosexualidad.

— Ow, alguien está en modo perra en celo.

Resoplé.

— Peleé con mi novio.

Un gritito hizo que alejara el teléfono de mi oído.

— ¡Perrísima! ¿Por qué no lo sabía? Cariño, te tengo envidia y no de la buena.

— Jaja, eres un grano en el culo Francis pero te adoro.

— Cuéntamelo todo pero antes ven al hospital, no hay quien cubra el siguiente turno.

— Bien, te veo allá.

— ¡Adiós nena!

Oh, Zeus. Mi vida estaba llena de locos.

Me dirigí al hospital y llegué antes de lo esperado así que compré un emparedado y me senté. Hace tanto que no comía algo que no fuera pizza y oh, qué mal se sentía.

Te lo dije.

— Cierra la boca.

— Eso es todo lo contrario a lo que me piden los chicos. ¡Tan vulgares!

Francis estaba frente a mí con sus grandes ojos azules. Y es que, sí no fuera gay, que me perdone Dios pero yo habría dejado que me hiciera lo que quisiera.

— Te irás al infierno.

— Me iré al cielo porque te voy a ayudar, ¿qué sucedió?

Lo arruinó todo, sí, rarísimo.

— Lo arruiné todo, sí.

— ¿Por..?

Le conté la situación a Francis y escuchó con atención hasta que terminé.

— Nena, metiste la pata hasta el fondo. Mira que correrlo por tu ex, ¿en que estabas pensando? No, espera, ¡no estabas pensando!

— ¿Crees que no lo sé? Necesito tu ayuda.

— Claramente no quiere hablarte... así que búscalo, oblígalo a que te escuche pero si decide alejarse... no podrás hacer nada más, cariño.

Los ojos se me llenaron de lágrimas.

— Soy una idiota. No quiero perderlo.

Me abrazó.

— Lo sé, nena. Ahora a trabajar y límpiate esa cara que luces horrible.

Reí y nos levantamos para ir hacia el área de pediatría.

No tenía ni dos minutos ahí cuando alguien gritó mi nombre.

— ¡Laila!

Me giré y ahí estaba Ritha, la niña barbie y a su lado estaba un muy preocupado Carl.

Mierda.

. . .

¡Hola de nuevooooooo!💖

¿Como están? Espero que súper bien porque yo estoy muyyy contenta de traerles un nuevo capítulo.

Tres cosas:

1. El final del chico de la pizza está cerca :( sí, lo sé, a mi también me duele.

2. Estoy pensando en hacer un en vivo en ig para contestar sus preguntas acerca del final y de las dudas que tengan. Estaba pensando en hacerlo mañana por eso de las 6 de la tarde, ¿qué opinan?🌞

3. Chicas, yo ya les había comentado que había pasado por una situación verdaderamente difícil en mi vida, situación que obviamente yo NO pedí y que me hubiese gustado no tener que vivir pero así es la vida; me estoy adaptando a muchos cambios en mi vida, al mismo tiempo tengo que entrenar, cuidar una relación y seguir con mis deberes. Les abro un espacio para continuar la historia y no dejarla incompleta pero siendo franca, no está padre que me dejen comentarios o mensajes siendo groseras y exigiendo actualización. Si yo pudiese escribir todo el día, lo haría, créanme. Sólo les pido que sean más comprensivas.💘

No se olviden de comentar y votar. Ya saben que me encanta leerlas.

Sin más que decir, las amo,

B.

El chico de la pizza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora