PRÓLOGO

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No me defino por los hombres a los que alguna vez me han gustado.

Esa siempre ha sido mi frase desde que rompí con Luke, él había sido de un completo idiota al pensar que tenerme sólo iba a mejorar de su reputación.

Como si no le fuera suficiente con tener todo el dinero y vida más placentera de este mundo, además del ego que puede sobrecoger el mundo entero. ¿Quién se podría aguantar a un hijo de papi como él?

¡Pero claro! Como ahora no tenía de su noviecita ya no tenía el derecho de poder responder a sus problemas por si solito.

A puesto a que ahora ya tendría de otra chica con él. Era consciente de que no era una chica fácil, pero Luke fue de su primer novio y su primer amor.

¡Primer amor de mierda! Luke no hacía nada más que hacerme perder el tiempo cuando ya debería de estar en las competencias matemáticas.

Pero ya me había sacado a Luke de su vida y había podido asistir a las competencias, sinceramente, fue estresante pero había valido la pena perder esas largas semanas de clase para poder quedarse en el hermoso Jamaica.

Pero el campeonato había acabado, y con ello su relación con Luke, tenía que volver a sus estudios y terminar la escuela como cualquier otro adolescente. Ya podía volver a su vida normal con sus amigas sin los dramas de Luke.

Pateé de nuevo la roca con la que me había topado desde que había dado un paso al bajarme del auto de mis padres. Ya había olvidado lo que era cargar el pesado libro de matemáticas en los brazos mientras que el peso de mi mochila me hacía encorvar a cada paso.

Sentía que la camisa de la escuela ya empezaba a ajustarse en el torso y en cualquier momento mis senos empezarían a asfixiarse por la tela. No obstante, la falda estaba bastante larga que junto con las medias, dejaba sólo al descubierto de mis rodillas.

Todo parecía volver a la normalidad antes de que me topara con la engañosa sonrisa de Luke desde que estábamos en noveno grado.

Levanté la mirada cuando empecé a buscar del aula que ahora me tocaba. Nunca cambiaban las ubicaciones de las aulas, lo que me era favorecedor cuando llevas meses sin dar un paso dentro del colegio.

En cuanto divise de la puerta de mi aula, con mis viejos compañeros de clase dentro, un chico corrió rápidamente en frente de mí con su maleta negra rebotando sobre su espalda.

¿Y a este que le dio?

Me quedé un momento mirando del chico que corría hacia los salones del otro lado del pasillo con prisa.

La escuela Worsterhire siempre fue caracterizada por su alto promedio de calificaciones en las pruebas del país, pero también era conocida en la ciudad por tener el menor rango de hombres lindos de la ciudad. Como si el imán de chicas de la escuela atrajera al Polo opuesto de hombres a la escuela.

Pero, sin duda ese chico era la excepción.

Al volver la vista a la puerta de mi salón me fijé que el maestro ya estaba entrando en clase y ya estaba cerrando de la puerta haciendo que todos se sentarán ordenadamente en sus puestos.

¡Mierda!

Me apresure hacia la puerta del aula intentando que el pesado libro de matemáticas no me hiciera caer de frente contra el suelo.

Rápidamente esquive el brazo del profesor que estaba sobre el marco de la puerta pasando por debajo.

-Bueno verla de nuevo, señorita Elizabeth- dijo el profesor cuando cayó en cuenta que había pasado por debajo de su brazo-. Bienvenida otra vez.

Hola! Espero que les guste mi próxima idea, aún estoy trabajando en ella, pero les prometo que cuando la termine la publicaré completa.

No se olviden de votar y comentar.

Chaito!

MenorWhere stories live. Discover now