CAPÍTULO 4

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El viento recorrió de mi cuello debajo de la alta coleta de la que llevaba ese día, pasé del cabello hacia adelante para poder sentir de la brisa fresca que recibía del ventilador puesto en la pared.

Podría decir que las clases de educación física eran un infierno en cuanto se trataba de sacarle todo el jugo, pero también admitía que eran una de sus clases favoritas y más cuando se trataba de un partido de Captura la bandera.

No era de las mejores pero si una de las chicas más rápidas y ágiles, aunque no de las más hábiles en aquella clase, esa era Melanie.

La chica rubia estaba sentada en el asiento de en frente con su caja hermética azul y su comida dentro.

Por el otro lado yo estaba con mi plato de papas fritas y una simple porción de arroz y pollo servidos directamente de la cafetería de la escuela.

-Psss- dijo Melanie mientras que comía de una papa frita bañada en salsa tratará. No le puse más atención de la que fue en la papa frita-. Psss- volvió a decir, esta vez pateandome debajo de la mesa-. Mira quién va allá- dijo señalando con su tenedor detrás de mi

Me voltee viendo que detrás de mi estaba pasando Mason.

A su lado iba una chica rubia que bailaba a su alrededor muy feliz, la chica a la que parecía muy feliz tenía de un papelito en la mano que batía en frente de el rostro de Mason que trataba de no ponerle atención.

-Te están poniendo los cachos- cantó Melanie.

Estaba segura que si Melanie y aquella chica rubia hacían una competencia de la chica más alegre y fastidiosa... sólo ella y Mason podrían responder esa pregunta.

Mason y la chica rubia hicieron fila para comprar en la cafetería, no obstante la chica rubia se quedó fuera de la fila sin dejar de saltar y mover del papel como una bandera.

-No me está poniendo los cachos- dije mientras que dejaba a Mason por unos momentos y volvía a mi comida.

Puede que la gente se quejara por la comida de la cafetería y yo no era la excepción, las papas estaban blandas y el arroz duro. Creo que al final de mi descanso iba a terminar con medio plato de comida aún servido.

-Pero no has negado que te parezca lindo- dijo Melanie jugando con la cuchara en su boca.

-Una cosa es que me parezca lindo, y otra muy diferente es que me guste.

-Lo que digas- dijo Melanie con sarcasmo. Ella dio media vuelta en su silla para levantarse e ir hacia la cafetería, pero repentinamente dio media vuelta sobre sus talones y se dirigió a mi.

-¿Qué es lo que est...?- pregunté cuando me llevó por sorpresa que Melanie haya cogido de mi vaso con jugo y se lo haya tomado de un solo trago- Por Dios, ¿por qué haces eso?

-Ahora tienes que ir a por más jugo- dijo Melanie dando una mirada hacia el lugar donde estaba Mason, justo al lado de la cafetería estaba justo el expendedor de jugos.

-Mel, no lo voy a hacer.

Entonces como si ya tuviera todo planeado tomó del frasco de sal

Dejando caer el contenido en mi plato vaciando el tarro de sal por completo. Mis ojos estaban completamente abiertos mientras que la sal bañaba por completo de mi comida como la nieve sobre los árboles de Navidad.

-¿Pero a ti que te sucede?- le pregunté alterada levantándome de mi asiento.

Ella sólo usó de sus manos señalando cuál dama hacia el expendedor de jugos, donde justo estaba Mason comprando de un bocadillo en la tienda.

-Ve, no querrás comer de tu comida así de salada.

Puede que muchas veces Melanie fuera de un gran fastidio, pero ahora ella se estaba pasando de raya con todo el asunto de Mason ¿Acaso es que ella misma no se daba cuenta?

Escuché de las risas de Melanie detrás mío cuando ya empezaba a caminar hacia la cafetería. ¿era mi impresión o las niñas de octavo de la mesa de al lado no dejaban de mirarme cuando me acerqué hacia Mason?

Me mordí el labio tan fuerte que ya presentía lo blanco que estaba, tomé con fuerza del vaso entre mis manos y caminé hacia él.

¿Por qué estaba tan nerviosa?

¿Por qué estaba sudando?

¡Por Dios! Que alguien me ayude, él es sólo un niño, no debería de ponerme tan nerviosa como lo estoy ahora.

Ese pensamiento bastó, era una chica de último grado que estaba por servirse un maldito jugo de naranja e iba directo hacia un niño dos años menor que ella. En verdad que parecía una idiota en pensar que con sólo tener chicas de octavo a su lado las cosas iban a terminar peor, ella es Victoria Elizabeth Miller y no debería de comportarse como una idiota por alguien como él.

Ergui mi espalda e hice que mi rostro estuviera enfocado en lo que quería: tomar jugo y no salir herida en el intento.

Sonreí en sólo haber pensado en algo como eso.

Ya había llegado y ahora Mason estaba a mi lado, él estaba pidiendo de su comida con su cuerpo sobre la mesa que parecía que al principio se iba a caer de frente, pero no fue así.

Me empecé a servir del jugo en la máquina haciendo que el vaso chocaba con la boquilla de metal y emitiera de un sonido de golpe metálico, lo que me faltaba para llamar su atención.

Él permaneció mirándome con sus oscuros ojos negros sobre los míos, se había quedado paralizado con tan sólo verme, nos obstante yo también estaba impertérrita con sólo verlo.

Había pensado que, ahora como él sabía que yo le gustaba (todo gracias a Karma) las cosas iban a ser incómodas entre nosotros, pero de alguna manera no fueron así. No se sentía la tensión y mucho menos veía que él se viera incómodo al chocar su mirada con la mía.

Cuando sucedió, él me sonrió, pero no fue de una forma en la que cualquier amigo saludaria a otro, fue una de esas sonrisas coquetas que harían caer a cualquier chica. Le seguí el juego devolviendole la sonrisa solo que está vez, por alguna intrépida razón, me vi obligada a quitar la mirada primero sintiendo como mi vaso se llenaba y al tiempo la vendedora le volvía a gritar a Mason extendiendo del paquete de galletas en frente de sus ojos.

-¡Mason!- gritó una chica acercándose hacia él, era la misma chica de cabello arenoso que bandia del papel blanco como una bandera-. ¿Por qué te has tardado tanto?

Mi corazón empezó a latir frenéticamente cuando los vi demasiado juntos y mi mirada había caído hacia el lugar donde Mason tenía de las galletas y en donde la chica tomaba de su mano entrelazado de sus dedos.

-Vámonos, Mason- dijo de la chica halando de su mano y llevando de Mason escaleras arriba. Sin darme cuenta, la mayoría de las niñas de octavo ya está an detrás de él.

¿Mason tenía novia? Y si era así ¿Por qué Karma no me dijo nada? Por Dios, había pasado tremenda vergüenza en la cafetería.

Desvíe la mirada hacia cierta rubia que estaba casi parada en su silla naranja, con las manos fuertes en la mesa y su boca tocando el suelo. Melanie había visto lo mismo que yo, y quizás hasta había pensado lo mismo que yo.

¿En qué me había metido?

Elizabeth en multimedia.

MenorWhere stories live. Discover now