CAPITULO 24

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Gracias a Dios ya era jueves. Sentía que la semana había durado meses, pero ya era jueves ¡Sólo faltaban dos días más y estaría en el muy esperado sábado! Además de que ese mismo lunes no había clase, lo que me ponía aún más feliz.

No obstante, apenas había comenzado el día, hace no más de una hora había abiertos los ojos a un nuevo día y dentro de sólo unas cuantas diez horas volvería a mi casa.... a terminar de hacer los deberes para el día siguiente.

Ya empezaba con la cuenta.

Sólo unas cuantas 40 horas para poder descansar en mi casa y poder olvidarme de la escuela por un día.

Mi cabello estaba mojado, siempre que lo traía de esa manera escuchaba como Karma cogía de el y olía de mi shampo de olor de vainilla y comparándolo con los dulces de cereza.

39 horas y 58 minutos...

Nunca la comprendí ya que 1. El olor de vainilla de mi cabello no se parecía en nada a los dulces de cereza y 2. El color de mi cabello húmedo casi parecía café, sólo que con unos cuantos tonos rojos por la luz.

Dejé caer mi maleta sobre el puesto aún con la silla boca-bajo sobre la mesa, el salón estaba solo, apenas podía ver del rayo de sol que se asomaba por las ventanas de cristal que daban a las canchas de fútbol.

39 horas y 57 minutos...

Suspiré. Esto no iba a ser nada lindo.

Empuje mi puesto en el salón dejándolo en su lugar, justo en el centro del lugar, debajo del gran ventilador—que, a propósito, ya había encendido— y giraba como una hélice sobre mi cabeza.

Me acerqué hacia las ventanas donde aún salía del rayo de sol naranja de la mañana, una línea recta dibujada en el aire hasta crear una franja naranja en el suelo blanco de mármol. Abrí las ventanas, tuve que hacer un pequeño esfuerzo con algunas hasta poder lograrlo. Me giré sobre mis pies mientras que limpiaba mis manos con la falda del uniforme, hasta que me detuve en seco.

No había dado ni un paso más cuando la vi, Melanie también estaba igual de petrificada de lo que yo estaba. Sólo con la pequeña diferencia de que ella traía de bolsas en sus ojos, su piel estaba más pálida de lo normal y sus ojos que eran de un intenso color azul dejaba de ser tan llamativo para dar paso a unas marcas rojas en sus ojos.

¿Por qué estaba así? ¿Acaso tiene que ver algo conmigo? No sabía cómo reaccionar al respecto, tenía la opción de ir hasta ella y poder consolarla pero eso también implicaría arriesgarme y recibir una gran golpista si la razón por la que ella lloraba era por mi culpa.

—¿Mel, qué te...?

No tuve tiempo de acabar mi pregunta, Melanie corrió hasta mi abrazandome con fuerza y dejando caer su maleta al suelo. Las lágrimas habían brotado por sus ojos a cántaros, su voz llenaba el vacío del salón hasta llegar a un momento que se volvió molesto.

Le respondí el abrazo poniendo mis brazos sobre su cabello y dando de pequeñas e inútiles palmadas, ya me sentía obligada a decirle palabras como Ya, Mel, todo estará bien o algo como No te preocupes, yo estoy aquí. Cuéntame lo que te sucede.

Aún así, Melanie habló sin tener que decir una palabra.

—Perdóname, Liz — Dijo ella empezando a dejar rastro de sus lágrimas en mi chaqueta.

—¿Perdón por qué?— Mel y yo nos habíamos peleado hace poco, pero igualmente no era común en ella que se disculpar por algo como aquello, simplemente no era normal en ella.

—Lo lamento, Liz. En verdad lo siento, he sido una mala amiga. Por favor perdóname— hice que ella se alejara de mi, tomé sus hombros en mis manos empujandola y con eso poder ver su rostro

Alguien detrás de ella me llamó la atención.

Miré por encima de su hombro encontrandome con Tyler, él estaba sentado en su silla, sus piernas apuntaban hacia nosotras y sostenía de su cabeza sobre los puños de sus manos mirándo de la escena que teníamos Melanie y yo.

Traté de llamar su atención y poder preguntarle de lo que estaba ocurriendo pero en ese momento más estudiantes empezaron a llegar. Tomé de la mano de Melanie arrastrandola conmigo hasta salir del salón y logrando darle una vuelta a algunos salones hasta poder llegar a un lugar donde finalmente pudiéramos hablar a solas.

Volví a tomar a Melanie de los hombros obligándole a mirarme a los ojos, vi que había dejado de llorar o por lo menos lo había intentado estrujandose las manos sobre los ojos que lo único que hizo fue aumentar el color rojo.

—Mel, no te entiendo nada ¿Qué me quieres decir?

Ella sorbió de su nariz secándose las lágrimas con la manga de su chaqueta.

—Nada.

—Mel, estas llorando. Dime lo que te sucede— ella no respondió, simplemente caminó rodeándome mientras que intentaba quitarse la lágrimas de los ojos— ¡Melanie! ¡No te vayas! ¡Mel!— no importaba lo alto que gritara o lo rápido que caminara, ella ya había desaparecido de mi vista casi huyendo de mi.

Sólo 39 horas y 47 minutos...

Espero les guste este nuevo capítulo.

A propósito, portada hecha por dxryahre, la adoro!

MenorWhere stories live. Discover now