C u a t r o

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[...]

—Matthew ¿Ya casi llegamos a la casa de Olivia?

—Sí, no te preocupes

Después de qué Camil salió corriendo del restaurante llevándose mi auto. Llamé a Matthew. Me preocupa qué ella vaya manejando después de qué se tomó 5 copas de vino.

—Tranquilo Ían, no creo qué Camil halla matado a Olivia todavía

—¿Enserio, eso crees? —estaba sudando de tanto estrés—. Imaginaba el camino más corto. Y no es Olivia lo qué me preocupa.

—¿Camil? —dijo sin apartar la mirada del camino

—Sí, me preocupa qué por ir manejando en él estado en qué iba llegue a chocar o peor.

—Llegaremos pronto Ían

Minutos después el coche de Matthew aparcó afuera de la casa de Olivia. Más qué parecer una casa, parecía un palacio.

—Vamos Matthew

Bajamos del auto y tocamos a la puerta.

—¿Qué pasa? ¿Por qué tanto escandalo? —dijo antes de abrir la puerta.

Al vernos en la entrada se quedó sorprendida.

—Ah ¿Otra vez usted? —se amarró la bata de dormir—. ¿Ahora qué quiere? Pensé qué ya le había quedado claro todo.

—No vengo por eso Olivia. Mejor respondame algo ¿Mi esposa estuvo aquí?

—¿Su esposa? —frunció el ceño—. ¿Qué podría venir a hacer aquí su esposa a mi casa? ¿Ah visto la hora qué es Señor Langdon?

—Disculpe qué la hallamos despertado señora Olivia —dijo Matthew

—Sí, sí, sí ¿Algo más?

—¿No la llamó a usted? ¿Nada?

—No, nada. Y ya basta señor Langdon. Sí esto se trata de un truco para qué le devuelva su empleo, OLVIDELO —azotó la puerta

—Vaya, qué carácter el de esa mujer —dijo Matthew al estar ya en el auto de regreso rumbo a casa

—No me sorprende qué no se halla casado aún —dije pensativo

—¿Ían, ocurre algo?

—...Sí Camil jamás apareció en la casa de Olivia ¿Donde está?

—Seguro por él estado en el qué estaba, en el camino olvidó a qué iba a la casa de Olivia y decidió ir a casa

—Puede ser, ojalá tengas razón Matthew

Durante él trayecto de regreso, no dejaba de pensar en el por qué Camil jamás llegó a la casa de Olivia.
Las palabras de Matthew en tono alteradas me sacaron de mis pensamientos.

—Ían, Ían. ¡Ían!

—¿Qué, qué? ¿Por qué nos detuvimos?

Mi miró serio y con preocupación.

—¿Qué? Ya habla —dije

—...¿Ese no es... —tragó saliva antes de continuar—. Tú auto? —señaló hacia el lado izquierdo de la carretera.

Mi giré a ver hacia donde señalaba.
Matthew tenía razón, sí...ese era mi auto, en llamas. La calle estaba llena de coches de policía y un coche de bomberos intentando apagar el fuego.

—No, no, no, no, no —bajé del auto

—Ían ¿Qué vas a hacer? —Matthew me siguió hasta donde me dirigía.

Mr. and Mrs. FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora