Mr. and Mrs. Fantasma

D o c e

Venía en mi auto, siguiendo al auto qué estaba delante mío en el tráfico. No iba a perderla la pista a aquella mujer qué parecía ser Camil, aunque podría equivocarme y podría tratarse de una mujer casada muy parecida qué paseaba por él parque con el qué puede ser su esposo.

—Esta mujer no se deja ver —tomé una fotografía con la cámara de mi celular—. Debo continuar siguiéndola.

Seguir a aquella mujer me llevó una casa no tan alejada de Nashville, aparque mi auto cerca de la casa y con ayuda del zoom de mi celular, vi como ese hombre y esa mujer entraron a la casa.

—Oh, tengo qué avisar esto a Matthew y Johanna, ahora sí con esto me creerán.

Había anotado las placas del auto, la dirección de la casa, tenía fotografías de la persona con la qué estaba y los había estado siguiendo desde ayer. Ahora todos comenzarían a creer en la posibilidad de qué Camil estuviera viva.

[...]

Había llegado a la oficina muy temprano, así como Olivia me lo pidió. Cuando llegué a su oficina, me percaté qué ella aún no había llegado, tuve qué esperarla por 1 hora hasta qué finalmente apareció.

—Señor Langdon —dijo al verme afuera de su oficina—. Qué bueno qué llegó temprano, me dijeron qué llegó hace 1 hora, en un momento le atiendo y le digo qué es lo qué va a hacer como mi secretario.

Vaya, la señorita tempano de hielo ni siquiera dijo un "lamento la tardanza señor Langdon" solo se limitó a decir "en un momento lo atiendo y le digo qué va a hacer" pero bueno, es de esperarse eso de Olivia.

Al poco tiempo me dijo qué ya podía pasar a su oficina. Como siempre estaba dándome la espalda.

—Sientese Langdon, le daré instrucciones —hojeó unos papeles.

Asentí.

—Bien, antes de darle instrucciones le hablaré de la paga, entre otras cosas.

—Dígame

—La paga será —se colocó sus lentes y comenzó a leer la hoja qué sostenía—. Obviamente mucha menos qué la qué recibía cuando desempeñaba su trabajo de vicepresidente.

—¿Qué tanta menos?

—Se reduce en un sesenta por ciento

—¡Sesenta por ciento! ¡Es muy poco lo qué me va a pagar!

—Sí quiere ganar más, tendrá qué trabajar conmigo horas extras.

—Pero sí nadie de la empresa trabaja horas extras

Me miró disgustada.

—Señor Langdon, entienda qué usted es mi secretario, así qué sí yo le digo qué trabajará las horas extras, lo hará.

—Pero...

—Ahora bien, trabajará tiempo completo, y deberá siempre llegar una hora antes qué yo, en caso de recibir llamadas usted las contesta, anota el nombre de la persona qué llamó, lo qué quiere y su teléfono, y cuando llegué yo le llamaré.

—¿Algo más? —alcé las cejas

—Sí, tendrá qué acompañarme a las reuniones con otros empresarios por sí se me ofrece algo, también me acompañará a las fiestas de cóctel qué haga la empresa con la qué estamos trabajando.

—¿Y para qué me necesita?

—Verá, usted llevará mi agenda, entre otros papeles importantes, como la correspondencia. Y en cualquier momento puedo necesitarlo.