V e i n t i s e i s

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Horas después alguien llamó a la puerta tres veces, fui a abrir. Se trataba de Avril.

—Ían, ¿Ya hiciste lo qué te pedí? —exclamó, ya suponía lo qué le diría.

—Avril...tenías razón —admití

—¿Enserio? —habló en tono sarcástico.

La dejé pasar a la sala de estar.

—Camil estuvo viva todo éste tiempo, y yo fui tan tonto para no darme cuenta de ello como tú e irla a buscar —dije tras un suspiro largo.

—Vaya, no va ni un día y ya estás enterado de toda la situación —se sentó en él sofá.

—Lamento haber dudado de ti

—Descuida, lo importante es qué ahora lo sabes y...dime Ían ¿Ella está aquí contigo ahora?

—Está arriba con mis hijos, no tarda en bajar —miré en dirección a las escaleras.

Minutos después la vi bajar de ellas. Paseó su mirada por el salón, me miró a mi y luego detuvo su mirada en Avril.

—Avril, qué gusto verte de nuevo —exclamó

—Camil —se levantó del sofá—. Digo lo mismo ¿Como te ha tratado esté Neanderthal? —dijo Avril refiriéndose a mi.

—Bien —soltó una leve risilla—. Ha sido hermoso conocer está parte de mi vida, conocerlo a él y a mis niños.

—Debiste ver la cara de Eiza cuando la vio entrar a su habitación —comenté—. Nunca la vi más emocionada. Y Tyler casi lloró cuando la abrazó de nuevo.

—Me alegra qué todo haya salido bien —respondió Avril.

—Esto lo tiene qué saber Johanna y Matthew ¿Donde están ellos? —continuó Camil emocionada.

—Oh Johanna pronto dará a luz a su bebé, ahora mismo están en él hospital.

—Qué bien por Johanna —dijo ella.

—Justamente iba a ir para allá a esperar la buena noticia —dijo Avril—. ¿Gustan acompañarme?

—Nos gustaría Avril —respondí —. Pero es tarde y debo ir a la oficina a hablar con Olivia. Y quiero qué Camil me acompañe, ya no quiero separarme de ella otra vez.

—Bueno, me parece bien —tomó su bolso—. Estamos en contacto y cualquier cosa les avisaré. Hasta pronto —salió por la puerta.

—Vamos Camil, debemos irnos —agregué.

—Claro, vamos —asintió.

De camino a la oficina, Camil permaneció muy callada. No quería mantenerla de ese modo, así qué se me ocurrió decir algo para romper él silencio, ya qué odiaba qué se pusiera seria cuando más quería oírla hablar.

—¿Qué ocurre Camil?

—No es nada Ían, solo qué no me agrada tú jefa, al parecer me odia.

—Claro qué no te odia, le agradas —se me ocurrió decir.

A lo cual ella no respondió, se me ocurrió volver a mencionar él tema hasta qué estuvimos frente al edificio.

—¿Te parece esperar afuera entonces?

—Creo qué será lo mejor, anda, yo aquí espero —sonrió.

—De acuerdo.

Entré en él edificio apresuradamente y no bajé él ritmo hasta qué me encontré a unos metros de la oficina de Olivia. Estando frente a la puerta toqué una y otra vez con intervalos de 5 segundos hasta qué hubo contestación del otro lado.

Mr. and Mrs. FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora