C a t o r c e

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[...]

Nathan había puesto una película en el televisor, no había mucho qué hacer afuera a esta hora ya qué estaba lloviendo y hacía frío. Nathan estaba sentado a un lado mío y a mitad de la película dijo:

—Emily, es hora de tú medicina —se levantó del sillón

Se dirigió a la mesa, donde llenó un vaso con agua.

—¿Sabes? Esa medicina hace qué alucine un poco y me de sueño.

—Son los efectos secundarios de las medicinas, él doctor claramente te lo dijo Emily

—Cierto —me entregó el vaso de agua y una cápsula—. Gracias Nathan —tomé la medicina y dejé el vaso de agua en la mesita.

—¿Te está gustando la película o prefieres qué ponga otra? —se acomodó en él sillón

—Claro, está genial —comencé a tiritar

—¿Tienes frío? —dijo Nathan

—Un poco

Nathan me abrazó a él.

—¿Y ahora?

—Gracias —sonreí

Continuamos viendo la película por un rato más. De pronto mis ojos comenzaron a sentirse pesados y comencé a cabecear.

—¿Tienes sueño Emily?

Fue lo último qué escuché de Nathan antes de quedarme dormida en su hombro.

[...]

Me encontraba en una playa completamente desconocida para , aunque tenía la sensación de haber estado ahí antes. Estaba a la orilla del mar, vestía un vestido blanco, mis pies estaban descalzos.
Pude sentir la brisa rozar mis mejillas y la humedad de la blanca arena en mis pies.
Caminé por la orilla del mar, la marea estaba algo alta, él agua me mojaba los pies.
A lo lejos pude percatarme de la presencia de alguien, era un hombre, cabello castaño, tan blanco como la arena del mar. Jamás lo había visto, pero sentía conocerlo. Estaba vestido de blanco y miraba hacia él mar, él viento le desordenaba él cabello y sonreía de la nada.
Conforme me acerqué, él me miró y se acercó a mi también.
Estábamos frente a frente.

Mr. and Mrs. FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora