N u e v e

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No sabía ni qué día ni qué hora era, solo sabía en ese momento dos cosas.

1. Había logrado dormir un poco

2. A pesar de tanto dolor, seguía vivo

Mi mente no lograba apartarse ni un solo segundo de Camil y todo lo qué habíamos pasado juntos. Todos esos momentos felices, era lo único qué quedaba.

La nube de pensamientos se esfumó cuando escuché qué tocaban a la puerta de la habitación.

—Pase —me llevé una mano a la nuca y le incorporé en la cama.

Era Eiza, aún se veía triste.

—Lamento molestarte papá, me preocupé un poco, llevas un día aquí encerrado. ¿Aun te duele lo qué sucedió con mamá?

—Sí Eiza, aún me duele.

—Oh vamos papá ¿Por qué no sales a caminar un rato? —se sentó a un lado—. Tenemos qué seguir sin mamá, sino nos vamos a terminar muriendo nosotros también.

—No lo sé —suspiré

Me resultaba increíble qué mi propia hija estuviera aquí ayudándome a superar la muerte de su madre.

—Anda papá, tienes derecho a rehacer tú vida.

—Pero con otra mujer a mi lado, jamás lo seré —me crucé de brazos

—Papá, no te pido qué busques otra mujer, me sentiría mal sí lo hicieras, sentiría qué intentas remplazar a mamá. Solo te pido qué salgas un poco de aquí.

—Te entiendo hija, y a decir verdad, iba a decirte qué...jamás debes olvidar a tu madre, por nada en el mundo. Nadie podrá remplazarla.

—Lo sé papá —me abrazó—. Anda, sal un poco está mañana, es un muy lindo día hoy.

—Lo haré, gracias hija —me levanté de la cama.

Fui rápidamente a la ducha y me di un baño, al salir me vestí lo mejor posible y salí pero en la entrada me encontré con Avril y un extraño señor qué la acompañaba.

—Ían —me detuvo al salir—. Lamento molestarte hoy, posiblemente no te sientas bien hoy.

—Hola Avril ¿Qué ocurre? Iba ya de salida —me acomodé el saco

—Te presento al señor Maxwell, es investigador privado.

Estreché mi mano con la del hombre.

—Encantado de conocerlo —dije—. Y Avril, ¿Por qué...?

—Antes de qué digas algo permiteme explicarte —me interrumpió

—A ver, explicame

—Bueno, resulta qué después de llorar incansablemente me puse a pensar en los acontecimientos qué rodean lo sucedido con Camil.

—¿Y..? —cerré la puerta de entrada.

—Y me resulta bastante extraño

—Avril...

—¡No! ¡Espera! —me interrumpió—. Así qué contraté al investigador privado Maxwell para qué realice su búsqueda.

—Avril, sí la policía no pudo encontrarla dudo qué esté hombre pueda hacerlo por sí solo

—¡¿Qué?! ¡¿Como puedes dudar de la astucia del señor Maxwell?! ¡¡El es uno de los mejores investigadores del mundo!! ¡¡Está cobrando carísimo por sus servicios!! ¡¡Retractate!! —Avril me miró con el ceño fruncido mientras me señalaba.

Mr. and Mrs. FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora