Parte 2

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Sebastián era el mayor de dos hermanos, un tanto acostumbrado a hacer lo que quería, al igual que su amigo Alexander, vivía solo en un apartamento en una zona exclusiva de la ciudad muy cerca de donde vivía Sofía, estudiaba ingeniería civil y al finalizar su carrera empezaría a trabajar en la empresa de su padre, empresa que en algún momento heredaría, Nájera construcciones era una firma muy prestigiosa pero no muy grande a la que Carlos Nájera su padre también Ingeniero Civil había dedicado la vida, la empezó siendo aún muy joven y con los años había logrado que se posicionara como una de las más importantes del país, conocida por ser una firma de experiencia en la ejecución de obras civiles y de infraestructura. Sebastián creció muy cerca de su padre razón por la cual, desde niño quiso seguir sus pasos y despertó en él, las mismas pasiones por la carrera que su padre estudió.

Tenía 24 años, alto, de cabello castaño oscuro y ojos profundos color miel, dedicaba parte de su tiempo a ejercitar el cuerpo, eso además de ser sano le ayudaba a controlar su desbordado mal humor, era bastante reservado en cuanto a su vida se refería, Alexander era su mejor amigo, se conocían de toda la vida, con él, pasaba gran parte del tiempo, solían salir en las noches en busca de diversión, que para ninguno era difícil de encontrar, hasta el momento ninguna mujer le había llamado la atención como para estar con ella más de dos meses, así que las mujeres desfilaban por su vida y su cama sin que a él le despertaran mayor interés que el de calentar sus sabanas unas cuantas noches. El romanticismo estaba fuera de su vida, era práctico y tenía sus metas muy bien definidas, por eso mismo no perdía su tiempo con personas o cosas que no le llevaran donde él quería llegar, se podría decir que él, era el centro de su propio mundo. Le gustaba el interés que despertaba en el sexo opuesto por lo que no hacía mayor esfuerzo en conseguir a la mujer con la que decidía pasar el rato. Era muy honesto con él mismo y con todos los que le rodeaban, por eso motivo no tenía sentimientos de culpa si alguna de las mujeres con las que salía se encaprichaba, ya que desde el principio dejaba claro su tipo de relación y sus intenciones. Cuando no estaba en la universidad o con Alex, le gustaba disfrutar de la soledad y el silencio de su apartamento.

Sebastián poco se fijaba en las mujeres de la Universidad, pues con muchas de ellas ya había compartido alguna noche y las otras, bueno..., esas no eran del estilo con las que el salía, sin embargo esa tarde la amiga de Marcela logró que él fijara su atención en ella... llegó a su apartamento notoriamente molesto, entró, tiro su chaqueta en un sillón y golpeo con fuerza la puerta detrás suyo, se dejó caer sobre la silla más grande de la sala y fijo sus ojos en el techo, al principio no encontró la razón de su mal humor, pero esa chica y el verde de sus ojos, se empezaron a meter en sus pensamientos, y así poco a poco descubrió que ella era la causa.

Sí, ella era la razón de su molestia, cuando en la mañana ella llegó acompañada de la hermana menor de su amigo, él no le presto mayor atención, esa era la forma en que él siempre actuaba, pero cuando traía las imágenes a su cabeza repasando lo sucedido en el día, se dio cuenta que ella tampoco mostro interés en él, o en Alex o ninguno de sus otros dos amigos, eso no era usual y menos en una esas mujercitas de primer año, que cuando los veían pasar los miraban con esa rara expresión en sus rostros, ella no, les sonrió a todos, pero su sonrisa fue más de cortesía que de agrado y luego, en la tarde cuando se ofrecieron a llevarla hasta su casa simplemente se negó, casi ni los miro y siguió con su camino como si nada, otra jovencita en su lugar habría brincado al auto de inmediato, quien se cree esa chica? resoplo para sí mismo, pero pronto sus pensamientos se fueron por otro lado, era fresca, tranquila, vestía muy sencillo, no usaba maquillaje y si era que lo hacía, no era de esa forma tan llamativa como las mujeres que el acostumbraba, como era que alguien prefería caminar? Su imagen un tanto despeinada y con sus mejillas rosadas por la caminata eran de lo más... de lo más... queeee? estaba pensando en ella, uff acaso estaba loco o algo parecido, se reprochó así mismo, se levantó de la silla y abrió su ordenador, debía terminar un trabajo para entregar al día siguiente y en él se concentró.

Como si fuera fácil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora