Parte 49

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Sebastián llegó a primera hora de la mañana y todo el día estuvo ocupado con los asuntos que lo llevaron hasta allí.

Regresó al hotel sobre las 4:00 de la tarde, dejo su portafolio y de inmediato volvió a salir, 20 minutos después estaba de nuevo frente a aquella puerta, lleno de ansiedad y de deseos por volver a verla, con una gran expectativa toco a la puerta.

Salome abrió sin sospechar de quien se trataba, había estado tan distraída que no contempló la posibilidad de que fuera él. Se llevó una gran sorpresa al abrir la puerta y verlo de pie, justo frente a ella.

- Sebastián... que haces aquí? – preguntó ella, muy asombrada-

- Vine a verte.

- Porrr qué? - dijo casi tartamudeando, aún no salía del asombro de verlo ahí –

- Porque no aguantaba un solo día más, estas enormes ganas de verte.

Sebastián por fin lograba volver a verla, de nuevo la tenía frente a él, se veía tan hermosa, por primera vez desde que se volvieran a encontrar, no habían lágrimas en sus ojos, vestía un pantalón en paño negro, un saco de cuello alto azul celeste ceñido a su cuerpo y llevaba zapatos negros de tacón alto, su pelo largo suelto bien peinado y su rostro estaba maquillado suavemente.

- Puedo pasar, o prefieres que hablemos aquí? – preguntó él, suavemente-

- No, no, no claro que no. Pasa por favor

Ella no terminaba de aterrizar, era él, solo al verlo vestido impecable, de traje gris oscuro, camisa blanca y corbata gris, se cortó su respiración. Era él, más guapo que antes, se había convertido en un hombre muy atractivo y ahora, estaba enfrente de ella.

- Que haces aquí? – volvió a preguntar ella-

- En Nueva York?

- Sí, claro en Nueva York.

- Negocios, asuntos de negocios, tuve que venir a una reunión con un cliente.

- Claro, negocios – dijo ella en voz baja-

- Sofía, yo moría por volver a verte, así que vine hasta Nueva York porque así tendría la oportunidad de hacerlo. – dijo Sebastián acercándose a ella-

- Por favor siéntate – fue lo único que encontró para decir-

Los dos se sentaron uno enfrente del otro de aquel enorme salón, ella trataba de poner toda la distancia posible entre los dos.

- Tu esposo está aquí? – preguntó Sebastián muy serio-

- Si, Manuel está aquí.

- A que bien - dijo Sebastián muy tranquilo mientras se acomodaba en la silla-

- Que bien, que? – preguntó confundida y notablemente nerviosa-

- Que tenga claro que, estoy aquí por ti. – respondió muy relajado en su silla-

- De que hablas? – dijo ella muy incómoda-

- De nada que no sepas, de que vine por ti, de que no voy a dejarte ir

- Ya, no más, no digas más.- lo corto ella-

- Bien, como tú quieras.

- Sebastián por favor, no quiero que regreses, esto no está bien, por favor entiende que...

- Sabes? rompí con Elizabeth – interrumpió él- en cuanto me baje del avión, hable con ella y todo se terminó.

- Porque hiciste eso? – preguntó ella, negando con la cabeza-

Como si fuera fácil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora