Retazos

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*_EREN_*

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Empezaba a desesperarme. No es como si no me gustara estar al lado de Levi, eso sería una estupidez. En realidad era todo lo contrario, cada segundo lo sentía importante; pero esto de estar sentado no era lo mío. Por suerte al estar viendo por la ventana, me encontré enseguida con el letrero mediano que decía "Bienvenido a Stohess". Regresé a mirar enseguida a Levi, sintiéndome realmente emocionado, a lo que él solo soltó un bufido aunque muy en el fondo sabía que estaba aliviado de por fin llegar.

—La nieve aquí se ve más blanca...—susurré abriendo la ventana y sacando las manos para sentir leves pinchazos helados en la palma a causa de los pocos copos de nieve que caían en ese instante y la velocidad con la que iba el auto. Sonreí viendo todo a mi alrededor. A pesar de que los autos aun podían pasar ya que no había nevado tan fuerte, me hechizó el ver como todo empezaba a emblanquecer— ¿Ya has visitado este lugar antes, verdad?

—...Si. Mamá solía traerme aquí a visitar a unos parientes—murmuró sin apartar la mirada de la carretera. Ahora que lo pensaba el manejaba perfectamente bien; con los ojos siempre fijos en la carretera y los sentidos despiertos, como si en cualquier momento fuera a aparecer algún muro enfrente. Incluso a veces lo veía tensarse—Pero no he vuelto aquí desde los quince años...

— ¿No te gustaba?

—Si me gustaba...

— ¿Y ahora no?

—Me da igual este lugar ahora. La nieve... la veía siempre en este lugar y no se en que momento dejé de emocionarme por ella-murmuró mirándome fugazmente. Lo veía algo pensativo lo que me llamó la atención- Fue como una especie de extraño acontecimiento el que nevara en Sina...

—Extraño, asombroso y emocionante acontecimiento...—dije soltando una risa baja mientras volvía la mirada hacia la calle. Veía a varios niños con gorros de colores y abrigos grandes; realmente parecían emocionados, corriendo hacia la sima de una pequeña colina ya blanca por la nieve ligera cayendo. Suspiré apoyándome al borde de la ventana y cerrando los ojos un momento, perdiéndome en los sonidos del automóvil, los gritos y risas del exterior.

No pude evitar pensar en mamá...

Recordé el día en que nos llevó a una pista de patinaje a las afueras de la ciudad. Mikasa, Armin y yo habíamos estado realmente emocionados ya que sería la primera que lo íbamos a hacer. Pero en realidad no había esperado que fuera complicado, simplemente había salido corriendo una vez que me había ajustado los zapatos de patinaje y un vez entré el equilibrio me duró lo suficiente como para soltar un grito ahogado antes de terminar golpeándome la cabeza contra el hielo e ir a parar directo al hospital.

Un mal día... Y a la vez difícil de olvidar. Nunca más volví a uno de esos.

Y mamá me dijo que si practicaba y no me lanzaba a la pista podría lograrlo. Ella era siempre así. No le gustaba que nos rindiéramos con algo, siempre insistía hasta que lo hacíamos y, en efecto, lo lográbamos. Sonreí inconscientemente unos cuantos segundos antes de fruncir levemente el ceño, pensativo. Quería mucho a mamá pero a veces no veía una verdadera razón para sus actos. La sentía lejos ahora, como si fuera una persona distinta e intentara reprimirnos cuando antes nos daba alas. Abrí los ojos.

¿Desde cuándo... mamá hablaba de la familia?

Ella nunca me lo explicó con exactitud. Hablaba de ellos desde que tengo memoria, aunque nunca había puesto la suficiente atención como para cuestionárselo.

Amigos con DerechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora