No todo es tan complicado (Parte 3)

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No todo es tan complicado (Parte 3)

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—Sigue sin parecerme buena idea—volví a repetir, mientras me acomodaba la máscara sobre los ojos. No estaba del todo mal, mi reflejo en el espejo del retrovisor dejaba mucho que desear o al menos eso pensé. Aun así no quitaba el hecho de que me veía ridículo.

—Te ves bien—Y claro, Farlan contradijo mis pensamientos así de fácil.

—Como sea—me erguí soltando un largo suspiro, regresé a ver a Farlan igual de sonriente desde que salimos de mi casa.

Ya era bastante tarde, pronto la poca iluminación anaranjada del atardecer, daría paso a las nubes opacas del anochecer y el bar de seguro se llenaría. Aun me seguía preguntando como es que tantas personas llegarían a alcanzar en el diminuto lugar, se lo pregunté a Farlan pero solo recibí una sonrisa divertida y un “Ya lo verás”, esas míseras tres palabras no me ayudaron del todo.

Regresé a ver a Farlan que también se acomodaba la máscara sobre los ojos. Yo no tenía una, así que me lo presto él, con la única e importante condición de que no la perdiera, pero en mi vida me descuidaría de una máscara con apariencia de haber costado miles de dólares, aunque sabía que eso no era imposible ¿Por qué una máscara debería pasar de los mil dólares? Eso sería absurdo y ridículo.

La máscara era plateada con matices redondeados de gris metálico, cubría la piel de mi costado derecho mientras que en la parte izquierda solo había formas en curvas, que rodeaban mi ojo hasta llegar a mi sien. Y claro las plumas no podían faltar, eran pequeñas pero brillaban lo suficiente a causa la brillantina esparcida por las hebras bien definidas y finas de las plumas. Se veía bastante bien, pero no solté ningún comentario agradable.

Cuando pasamos por la entrada para ir hacia la puerta trasera, no pude evitar recordar la primer vez que estuve parado ahí, al igual que ese reguero de personas, esperando a que habrán de una maldita vez la puerta, pero ahora entraría tan fácilmente, sin ser empujado por las putas personas que se les ocurrió crecer demás, contuve el deseo de ir hacia allá y reírme.

Lo contuve, o al menos los nervios que sentía en ese instante logaron apagar ese deseo mezquino.

Me sorprendí al entrar, no fue una sorpresa grata. El lugar estaba completamente vacío. Completamente. No había el escenario, y la barra, era eso, solo una barra de cristal bien pegada al suelo, hasta las sillas habían desaparecido.

— ¿Por qué…?—

—Ven—Farlan comenzó a caminar hacia una puerta ubicada a unos cuantos pasos de la entrada, lo seguí segundos después, luego de analizar bien toda la situación—Aquí no se celebran este tipo de cosas, para eso…—esbozó una sonrisa y abrió la puerta—tenemos el sótano.

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Era enorme.

¿Cómo es que tremendo lugar estaba abajo del bar? No tenía sentido.

Este sí que era un bar lujoso.

A lo largo de una pared consumida por luces de todo color, que parpadeaban y cambiaban de matices en un abrir y cerrar de ojos se encontraba una enorme barra con luces fluorescentes formando líneas y curvas, que al igual que las luces en las paredes parpadeaban.

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