Amigos con Derecho

Recordándote

  — Recordándote— 

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*_LEVI_*

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La noche había sido bastante amena. Mamá al final tuvo que irse porque Henry la llamó para ir una fiesta navideña en la casa de sus padres: sin embargo, mamá me dio a entender que hubiera sido mil veces más divertido quedarse ahí. De todas formas le dije que no había ningún problema, que podía irse; ya estaba acostumbrado a todo esto después de todo. 

La voz de Eren continuó un par de minutos más, cantándole al aire y cantándome. Estaba seguro de que incluso lograba imaginarse la forma estúpida en la que miraba la pantalla; a su sonrisita ladeada y sus ojos brillantes detrás del antifaz. Suspiré dejándome llevar por su voz y cerré los ojos. Estaba tan cansado, y no sabía de qué si lo único que hice en todo el día fue cocinar, intentar no matar a Hanji y tolerar los comentarios de diversión por parte de Irvin. Mamá se había limitado a reír, Reír como en los viejos tiempos, cuando todo era menos oscuro...

Y me sentía cansado... de todo.

El sofá debajo de mi era una total mierda. Nunca me ha gustado, aunque a decir verdad no solía utilizarlo con frecuencia, al menos no hasta que ese idiota de Eren había aparecido en mi vida. De alguna forma empezó a ser el lugar favorito de ambos, aparte de la cama... y no, no exactamente por el sexo. No lo descartaba, pero no me refería a eso exactamente. Hablo de algo incluso más simple. Solo para recostarnos, hablar, mirar la televisión... besarnos. Él solía tomar mi mano siempre que se recostaba detrás de mí o en mis piernas. No sabía qué es lo que veía en mis manos ese mocoso infantil; simplemente las tomaba, entrelazaba los dedos, a veces también las besaba y finalmente me sonreía al ver mi expresión de confusión.

Abrí los ojos y ladeé la cabeza en dirección a los sonidos.

¿En qué estaba pensando en ese momento?... Lo había herido antes al no decirle que su cumpleaños estaba cerca. No iba a negar que me pareció algo... tonto, pero en cuanto las palabras y las razones comenzaron a salir de sus labios, empecé a entender que en realidad había sido más tonto no decirle. Suspiré.

—Yo fui el imbécil, ¿verdad? —susurré antes de sentir como un peso ligero me presionaba el estómago. Bajé la vista hacia allí y me encontré con un par de ojos verdeazulados mirándome, seguido de un maullido fino que me hizo bufar y girar los ojos. Tomé al pequeño animal y lo solté lejos de mi cuerpo— ¿Quién te dio el derecho de subir a mi sofá?

Me miraba como si realmente no entendiera, pero sabía que solo estaba aparentando. Era obvio que sabía de qué hablaba. Estreché los ojos en su dirección y luego deslicé la mirada hacia la pantalla— No... él está muy lejos justo ahora así que no te servirá de excusa esta vez—dije levantándome y apagando el televisor. Definitivamente habían sido demasiadas cosas en un solo día...

Me dirigí a la habitación, tocando las paredes del pasillo y pensando en que hacía falta otra buena limpieza. Dos días eran suficiente para que el polvo volviera a inundar esa maldita casa. Hice una mueca y continué arrastrando los pies hasta llegar a mi cama. Aparté las sábanas y el edredón para sacarme los zapatos y meterme bajo todas esas capas de tela, aunque ni con todo eso encima podía llegar a sentir esa calidez tan característica en el cuerpo de Eren... tan caliente, especialmente cuando estaba desnudo...