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Querido diario:

Como cada viernes a la noche, subí por el árbol frente a la ventana de Samanta y con cuidado de no hacer el más mínimo ruido, ingresé a su habitación.

Y allí estaba ella... tan hermosa como siempre.

Honestamente debo confesar que caí ante sus encantos de bella durmiente y estuve a nada de robarle un beso o recostarme a su lado, pero luego de unos minutos la rabia que me había obligado a invadir su habitación una noche más, me despertó del trance en el que me hallaba y me recordó el objetivo. Antes de comenzar la conversación, me acerqué hacia la puerta y con lentitud coloqué el seguro. Nadie, absolutamente nadie debía interrumpir nuestro momento o mis planes se verían arruinados al igual que mi increíble sorpresa.

A nadie le gusta que le arruinen las sorpresas.

Sin esperar un maldito segundo, me lancé hacia la cama y antes de que ella pudiera siquiera abrir los ojos, llené su boca de trapos ahogando un posible grito. Con desesperación intentó empujarme, pero en cuanto se percató de que su atacante era yo, como cada maldita vez que estaba cerca de ella, se paralizó completamente. No hace falta decir que las lágrimas comenzaron a brotar, pero, aunque te pueda parecer algo "cruel" de mi parte... disfruté cada lagrima que derramó.

Tan simple como amarrar mis agujetas, no tardé ni un segundo atar sus extremidades a la cama. Supongo que esta experiencia era completamente nueva para ella, ¿Por qué sabes? Siempre he intentado ser un caballero y he respetado sus decisiones. Ahora tan solo quiero que conozca al monstruo que ha creado, que el amoroso, comprensivo y paciente novio que alguna vez fui... se esfumó.

Sin perder más tiempo, abrí mi mochila decidido a enseñarle la clase de actos que, su crueldad y falta de amor, me forzó a cometer. Supongo que en cuanto sintió un cálido y espeso liquido deslizarse sobre sus muslos, un sinfín de ideas macabras cruzaron por su mente, ya que sus hermosos ojos desbordaban terror al observar la bolsa que sostenía en mis manos.

Oh, querido amigo... te juro que no entendí su exagerada reacción en cuanto destapé mi nueva e innovadora muestra de amor, es decir, ¿acaso nunca ha visto la cabeza de una persona sin su cuerpo? ¿O ha reaccionado así porqué se percató que la cabeza era de su idiota amigo?

En fin, una vez que apoyé la cabeza sobre su vientre, comencé a explicarle que a causa de su infidelidad las cosas con Brandon, habían terminado de esta manera tan trágica. Así mismo expliqué que su traición me resultó demasiado hiriente para ignorarla y al informarle a su madre sobre nuestra noche en el campamento, mi confianza se vio afectada.

Las cosas pudieron ser mejores si ella me hubiese respetado como debía y yo no estaría con el corazón destrozado si nunca la hubiese conocido. Es total y completamente su culpa que sea un maldito monstruo insensible. También es responsable por la muerte de Brandon.

Y Dylan.

Y Julieta.

Creo que me he enamorado. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora