28.

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Querido diario:

El juego me ha sido bastante aburrido, ya que no tardé más de dos minutos en encontrar a mi dulce Samanta. Obviamente no me reconoció al instante, pero en cuando la luz de la luna se reflejó en mis ojos grises, ella no tardó en sorprenderse.

Rápidamente llevó sus manos hacia su boca, mientras comenzaba a caminar hacia atrás para luego chocar contra un árbol. Es evidente que no esperaba mi gran sorpresa y en cuanto la sujeté de la cintura unas lágrimas de alegría comenzaron a descender por sus mejillas. No tardé mucho en plantarle un beso y susurrarle que ella era mía, para luego acariciarle la mejilla. Ella no tardó en sujetarme los brazos y suplicarme que no le haga daño. Que tonta es a veces mi ángel, ¿por qué le haría daño? Supongo que lo ha dicho a causa del antifaz de lobo.

Al final, la sujeté de la mano y nos encaminé hacia una cabaña apartada del resto de los campistas. En el caminó ella miraba de un lado a otro y sonreí ante el hecho de que ella no quería que nadie nos hallase, porque claramente nuestra diversión se acabaría si alguien supiera que yo no soy un campista y a ella la regañarían por estar a solas conmigo.

Durante el camino creí que esa cabaña podría ser el lugar perfecto para llegar al nivel tres de nuestra relación y mi cabeza comenzó a llenarse de ideas para pasar una noche inolvidable con ella, pero en cuanto abrí la puerta la imagen de una noche perfecta se vio arruinada por una desastrosa cabaña que con un poco de viento se derrumbaría sobre nuestras cabezas. También en cuanto observé hacia la derecha, tuve el desagrado de ver a una conejita arrodillada llenándose la boca con la "zanahoria" de un lobo.

Luego de esa desagradable escena, no tuve más opción que alejarme de esa cabaña, pero para nuestra suerte no lejos de allí encontré otra cabaña y en pocas palabras era muchísimo mejor que la anterior.

Con delicadeza acosté a Samanta en un viejo sofá. Ella temblaba y susurraba que no le hiciera daño, pero rápidamente me recosté a su lado observando lo adorable que lucía bajo la luz de la luna. Quizás no era el mejor lugar para unirnos, porque en cuanto intenté quitarle la camiseta, ella me abrazó por el cuello y me susurró que no estaba lista para esto. Obviamente opté por ser paciente y esperar a que estuviera preparada, así que tan solo nos besamos durante un largo rato. Comprensiblemente eran besos salados los que me obsequiaba ya que en todo momento sus lágrimas no dejaron de brotar de sus ojos y a pesar de que respeté su decisión ella era consciente de que yo si estaba listo para unirnos.

Oh, querido amigo... sus besos a pesar de ser salados, eran mucho mejor que todos las otras veces en las que nos hemos besado. ¿Y sabes cuál fue la mejor parte de nuestro beso? Bueno, ella ha decidido usar la lengua. Por todos los cielos... en cuanto la sentí no he podido evitar excitarme y supongo que ella también se dio cuenta, ya que se sobresaltó en cuanto sintió mi erección sobre su muslo.

Sé que debo ser paciente, pero ella no me facilita las cosas.

Creo que me he enamorado. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora