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Querido diario.

¡Hoy he asesinado a Samanta!

No he podido aguantar las ganas y lo he hecho en cuanto mi despertador reflejó las ocho y media de la mañana. Honestamente quería esperar hasta que la lengua de ella comience a pudrirse y que sufra una inaguantable agonía, pero las ansias me ganaron. Ciertamente millones de ideas locas y divertidas cruzaron por mi mente, pero desgraciadamente he tenido que elegir una. Sin embargo, no me malinterpretes, muchas de esas alocadas ideas podrían llevarse a cabo si una vez que destruya a Samanta, ella milagrosamente regresara a la vida totalmente sana.

La idea más loca ha sido pensar en licuar su cuerpo, pero me tomaría demasiado tiempo y los pedazos de sus huesos podrían romper la máquina. Otra de las ideas que cruzaron mi mente fue llenarla de miel y llevarla hasta la zona en dónde se encuentra el gran oso marrón y desde lejos observar como esté la despedaza, pero me pareció tan caricaturesca, que he tenido que replantearme mis ideas.

Deja que te cuente como sucedió todo con lujo de detalle.

En cuanto llegué junto a ella, presioné mi viejo cuchillo de caza sobre su garganta y de un rápido movimiento la degollé. Te juro que no he podido evitar reírme a grandes carcajadas mientras observaba sus desesperados gestos, pero aun así ella seguía viéndose muy hermosa. Creo que hay personas que durante toda su vida son adorables incluso en situaciones de este tipo y ese fue el caso de Samanta; fue adorable hasta su último momento.

Como sea, luego de observarla ahogarse con su propia sangre, alcé el viejo y oxidado serrucho de mi padre e inició la decapitación. No fue un trabajo sencillo, pero en cuanto la cabeza de ella chochó contra el suelo... no lo sé, puedo asegurar que sentí una increíble paz interior. En el momento en el que su cabeza cayó, supe que ya no podría gritarme... que ella ya no podría insultarme ni decirme que me odia. Después saqué mi mechero del bolsillo de mi pantalón y comencé a quemar cada uno de sus dedos empezando por el pulgar hasta que grandes ampollas aparecieron. También con la ayuda de una maza y un destornillador de punta plana, removí todos sus dientes y muelas, así logrando que su cadáver sea irreconocible si alguna vez alguien tenía la desgracia de encontrarla.

Gracias a todos aquellos programas de criminología y mi inteligencia, puedo asegurar que absolutamente nadie podrá identificar su cuerpo. Aunque tampoco me preocupa que alguien sea capaz de hallarla, pero debo adelantarme a las venideras consecuencias.

¿Sabes qué otra cosa he hecho? Bueno, a pesar de todo lo que ha sucedido, sus ojos siempre me han gustado y es por eso que antes de triturar la cabeza de Samanta, he decido extirparle sus hermosos ojos verdes. Tener ese par de esmeralda entre mis manos me hizo sentir el hombre más afortunado sobre la tierra así que he decidido guardarlos para siempre, así podré observar sus ojos hasta el hartazgo. Con cuidado coloque el par dentro de un frasco de vidrio, para luego colocarlo sobre mi mesa de noche.

Estoy seguro que se verán hermosos.

Creo que me he enamorado. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora