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Querido diario:

La familia Fuentes son personas muy agradables y han aceptado mis no tan deliciosas galletas de chocolate.

Al principio creí que eran de esas personas materialistas que necesitan desesperadamente enseñar los lujos de su hogar, presumir de sus importantes trabajos con importantes peces gordos del gobierno y hablar sobre la inteligencia y potencial de sus hijos, pero me he llevado la sorpresa más grande de toda mi vida al descubrir que no eran más que una simple familia de clase media.

Con entusiasmo me brindaron su amabilidad y un delicioso café con leche. Me hablaron de las múltiples mudanzas que tuvieron que pasar a causa del trabajo y de cómo estaban completamente feliz al saber que esta ciudad iba a ser su hogar definitivo. Con entusiasmo me invitaron a quedarme en su parrillada y así poder conocernos mucho mejor, pero sinceramente comenzaba a asfixiarme y con educación rechacé su comida. Sin embargo, ellos me presionaron para quedarme y al menos conocer a sus tres hijos, luego era libre de irme o así lo comentó la ama de casa.

El primero en presentarse fue el hijo menor, Davis. Un pequeño niño de cabello negro, tez bronceada y unos enormes ojos café. Amante de los dinosaurios, las caricaturas animadas y Indiana Jones. Tan pronto como el niño salió corriendo hacia su patio trasero, una niña de unos trece o catorce años comenzó a bajar las escaleras y con una gran sonrisa se acercó hacia donde estaba, Mía era la hija del medio o en otras palabras la "invisible" de los hermanos. Al igual que su pequeño hermano, su cabello era negro, su tez bronceada y unos pequeños ojos cafés.

Al final, Víctor me presionó para que me quedé en su parrillada familiar y a pesar de negarme en todo momento, el continuó bombardeándome con sus suplicas de quedarme a comer. Completamente incomodo comencé a caminar de espaldas hacia la salida, pensando en que mis nuevos vecinos tenían una increíble similitud con la familia Adams o que quizás estaban tan insistentes porque quería asesinarme y vender mis órganos en el mercado negro. Repentinamente ellos comenzaron a seguirme, pero en cuanto volteé para salir a toda velocidad, mi rostro se estrelló con una caja de metal.

No voy a mentirte, fue un doloroso golpe en mi frente.

En cuanto me levanté con la intención de golpear al responsable de mi dolor, me topé con una hermosa chica. La adolescente de aspecto rudo, era alta, de complexión delgada, de cabellos castaños y de ojos celestes: su mirada denotaba cansancio, ira y un sinfín de sentimientos que no logré entender. Ella se disculpó por su torpeza, mientras que apoyaba la caja de metal en el suelo, para luego extender su mano hacia mí.

La responsable de dejarme el ojo derecho morado se llamaba Alessia Fuentes y era la mayor de sus hermanos. No voy a negar que al verla me pareció una hermosa chica, con una inteligencia bien oculta y algo de maldad en su corazón.

¿Y sabes qué? Ahora tenía un motivo por el cual quedarme a la estúpida parrillada. No, no es que pretenda tener algo con ella, pero mis oraciones no ser el único adolescente en la cuadra había sido respondidas y tengo el presentimiento de que ella y yo nos llevaremos bastante bien.

Creo que me he enamorado. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora