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Querido diario:

Como cada miércoles por la mañana, he salido a hacer ciclismo y grande fue mi sorpresa al observar un camión de mudanza frente a la puerta del garaje de la casa de Samanta, así mismo una camioneta todo terreno estaba estacionada frente a la casa. Supongo que deben de ser personas con mucho dinero, porque además de la camioneta, hay un vehículo deportivo y por la cantidad de cosas que hay apiladas sobre el césped quizás sea una de esas familias con varios hijos.

Debo admitir que la idea de que alguien se apropie de la habitación de Samanta, me genera mucha rabia, pero supongo que es lo mejor para que la olvide de una vez por todas. ¿Y sabes qué? No me desagrada la idea de que en la familia haya alguien de mi edad y así quizás no me sienta como la única persona joven de la cuadra, pero soy consciente de que soy un anti-social así que no tengo grandes expectativas con respecto a los recién llegados.

De todas formas, espero que los nuevos vecinos sean personas bondadosas, así como yo lo soy y también deseo de todo corazón que nos llevemos de la mejor manera. Sé que no soy una persona fácil de llevar, pero pondré todo de mi parte para ser el mejor vecino que puedan tener, claro qué eso será así si ellos no se meten en mis asuntos, porque si de algo estoy seguro es que no quiero tener que aguantar a unas personas así. Vecinos que no tienen nada mejor que hacer con sus vidas y comiencen a espiar mis movimientos o, se quejen del mal cuidado que le he dado al césped de mi casa.

Como sea, mañana los visitaré e intentaré hornear las galletas con trozos de chocolate que mi madre me enseñó a cocinar. Obviamente nunca podré igualar el sabor ni la calidad, pero creo que no he será un buen gesto de bienvenida y sobre todas las cosas, esas galletas serán mi estrategia para conocer qué clase de locos se han mudado al lado de mi hogar.

Espero que lo acepten.

Por otro lado, he observado que el hombre que les ha vendido la casa es otro, quizás el primer sujeto que intento vender esta casa, se llevó un gran susto al encontrar a su maldito perro descuartizado en la cocina. ¿Pero sabes que es lo que no comprendo? No entiendo qué clase de empresas de bienes raíces, permiten a sus empleados estar con su mascota en una casa que no es suya y que encima le permita hacer lo que quiera. Realmente es algo que no entiendo, pero de todas formas el maldito animal tuvo su merecido. Ese idiota del traje azul nunca debió permitir que su mascota destruyera el peluche de oso, ciertamente el destino del peluche hubiese sido mejor si tan solo yo no lo hubiera olvidado mientras intentaba escapar de la casa.

En fin, ya no debo preocuparme por esos detalles insignificantes.

Creo que me he enamorado. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora