Cuando la voz de Sylane se apagó, Vaint despertó de la gran ensoñación en la que antes se encontraba. La sirena nadó unos minutos más y luego se volvió a hundir, dejando la superficie del agua intacta, casi petrificada.
Vaint parpadeó y recordó sus sentimientos al escuchar el canto de la sirena, para él había sido un alivio, un momento de paz. Pero, por otro lado, sentía que era una expresión de miedo y soledad.
Ella no era feliz.
El chico siguió pensando en ello durante algunos instantes más y llegó a la conclusión de que aquello había sido como una súplica de ayuda. Sylane necesitaba salir, volver con los suyos. La felicidad de la sirena era lo más importante para Vaint, estaba encantado por ella.
El chico bajó hasta llegar al final de las gradas. Parecía tan fácil alcanzar la mística criatura que Vaint observó a su alrededor y, efectivamente, había cámaras de vigilancia con los objetivos fijos en la piscina.
"Venga ya..." pensó el chico, contrariado. Siguió mirando atentamente y descubrió una pequeña puerta con un cartel amarillo donde ponía: "Cuidadores"
El chico ideó un plan en apenas unos segundos y se escabulló de nuevo escaleras abajo. Rodeó de nuevo el anfiteatro hasta donde calculó que estaría la entrada a "Cuidadores", y descubrió que había una puerta trasera donde olía bastante mal y hacía más frío. Vaint intentó abrirla, pero estaba cerrada, tiró y tiró, pero nada, aquello no se abría.
Desesperado, y pensando a mil por hora, Vaint se apoyó en la pared y justo bajo él, sintió que una piedra se movía. El chico, sorprendido, siguió empujando, hasta que la piedra se escurrió por completo hacia la derecha y tan sólo quedó un hueco en la pared, donde relucía una llave dorada.
"Uau..." Vaint estaba atónito, parecía que el universo se había puesto de acuerdo para regalarle un día mágico. El chico tomó la llave y abrió la puerta.
El recibimiento fue, literalmente, frío.
Aquello era un congelador donde había guardada gran cantidad de comida, para los espectadores, para los empleados... Vaint no consiguió detectar nada inusual que fuera para la sirena.
Cruzó rápido el congelador para evitar la congelación, consiguió encontrar la puerta y salió. Entonces, observó que se encontraba en una especie de salón, cuyas paredes estaban cubiertas de fotos de Sylane, todas borrosas y en muchas de ellas era sólo una sombra.
Vaint encontró lo que estaba buscando en un armario; un uniforme de cuidador. Con él, pasaría inadvertido ante las cámaras. El chico se vistió con él, que apenas consistía en un mono azul con el emblema de Dante Smith, y se dirigió a la piscina con la cabeza gacha. Se situó al borde de la piscina, intentando verla. Pero apenas era una figura dispersa en las ondas del agua.
Pasados unos instantes, Vaint rozó con los dedos la superficie del agua, acariciándola.
Dentro del agua, Sylane se estremeció y observó las ondas provocadas por la caricia del chico. Todos sus sentidos estaban alerta, ¿querían invadir ese único espacio donde podía estar tranquila unas horas? Ni de broma.
La sirena comenzó a nadar despacio hacia Vaint, que continuaba acariciando el agua, asustada y enojada a la vez.
"Pero no es algo desagradable..." pensó. Sin embargo, siguió avanzando.
Vaint cerró los ojos, sintiendo el agua en sus yemas, que eran como besos.
"¿Estás ahí...?" murmuró.
No se esperaba... Que la sirena respondiera....
