Capítulo 16

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Los rostros de los chicos reflejaban sorpresa, rabia y tristeza ante el destino que la sirena había sufrido. Ahora estaría presa en alguna parte, lejos del alcance de los chicos, asustada y perdida.

-¿Cómo podemos rescatarla de una vez por todas, Gadia?- dijo Vaint, apretando los puños.

-Será díficil, muchísimo. Al ser poseedora de todos los elementos, siento su presencia aún y eso es bueno, quiere decir que sigue viva, pero está muy débil.- Gadia inspiró cerrando los ojos.- La última vez que tuve contacto con ella, su señal se encontraba más allá del límite de este Bosque, hacia el suroeste, donde se encuentran las Oficinas de Smith.

-¡Entonces a qué esperamos! Vamos a por ella y a acabar con el reinado de terror de Smith.- exclamó Gabriel, exultante, como un gran caballero dispuesto a llevar a sus soldados a la victoria.

-Frena, gallardo, ¿cómo piensas llegar allí y presentarte a pecho descubierto?- dijo Eric.- No seas inconsciente.

-No, mejor espero aquí a que saques uno de tus artilugios que funcionan de milagro o nos des lecciones de informática.- Se encaró Gabriel, desafiante.

Eric se incorporó en sus dos metros de grandiosidad:

-No me provoques, Gabriel.

-¿Decir verdades es provocar, Eric? No tienes sangre en las venas y pagas tus frustraciones con nosotros. Si no tienes valor para enfrentarte a tu padre, no creo que puedas con Smith.

Eric empujó a Gabriel, quien le dio un puñetazo a la altura del estómago. Inmediatamente, los chicos se incorporaron e intentaron separarlos entre gritos y agarrones.

-¡BASTA!- gritó Zira, con ojos húmedos- ¡Esto no va a ayudar a Sylane! ¡Debemos permanecer unidos!

Los combatientes pararon ante la voz de Zira, quien no acostumbraba a gritar.

-Vergüenza debería daros... Comportaros así.- la chica de piel azabache señaló a los chicos.- ¿No os habéis dado cuenta que somos los únicos que podemos ayudarles? Smith quiere esto, que nos separemos, que peleemos. Lo ha deseado siempre, porque tendría así la victoria.

>>Estáis perdiendo el tiempo, cuando creo que sería más inteligente apreciar lo que Gadia nos dice y pensar un plan entre todos, como hemos hecho siempre.

Eric soltó a Gabriel, a quien tenía cogido por la camiseta y se deshizo de las manos de Vaint y Yumi groseramente.

-Estoy harto de todo esto, de gente que habla sin saber. Vosotros no me comprendéis, ni lo haréis jamás. Lo siento por ti, Zira, pero me voy de aquí.

El chico comenzó a andar, perdiéndose en las sombras de la noche y obviando las palabras de sus compañeros. Vaint estuvo a punto de ir tras él, pero una mano lo agarró por el brazo y lo sujetó.

-Volverá, déjale estar solo. Lo necesita.- le dijo Gadia, mientras aflojaba la presión sobre el brazo del chico.- Por favor, sentaos, tenemos que hablar de lo más importante, necesitaréis a alguien más que Sylane para vencer a Smith; los Perpetuos.

Vaint miró la silueta de Eric perdiéndose en la oscuridad de los árboles, decidido y con paso firme. Estaba preocupado, habían tenido muchas disputas en el grupo por culpa de la falta de acuerdo que muchas veces existía entre Gabriel y Eric. Sin embargo, no recordaba a Eric tan enfadado como en ese momento, ni las palabras de Gabriel tan hirientes.

Algo no iba bien.

-¿Qué debemos saber de los Perpetuos, Gadia?- dijo Ariadna, mientras instaba a Gabriel a sentarse de nuevo con una mirada que no admitía réplicas.

-La pregunta correcta sería qué no deberíais saber... - la voz de la anciana envolvió a los chicos, mientras comenzaba a desvelar parte del pasado oculto de Aely, aquel que había permanecido escondido desde que Smith ostentaba el poder.

~~~

Desde que el Sol reina el día y la Luna rige los destinos de los mortales durante la noche, existen los Seres Reales; animales, plantas y seres humanos que pueblan la realidad de nuestros sentidos. Existieron los Seres Irreales, aquellos que pueden llegar a ser invisibles a nuestro entendimiento, aquellos que sólo otras criaturas especiales podrían llegar a apreciar.

Ambos, Reales e Irreales, nacen y viven, aunque los primeros no sean para siempre, aunque los segundos no conozcan el significado de la muerte. El procedimiento de aparición de los Reales ya lo tenemos más que aprendido, pero los Irreales no nacen, sino son creados.

¿Quién desempeña tal función? Los Perpetuos.

Seres dotados por un poder especial, permitiéndoles moldear vida de la blancura más absoluta con formas delineadas en negro, papel y lápiz.

Sí, queridos míos, nadie los recuerda ya en Aely, nadie ha oído hablar de ellos, porque se ha perdido la escritura y sus portadores, los escritores. Smith eliminó las pruebas, borró la memoria de los habitantes de Aely y ninguna persona sabe ya escribir, porque no lo necesitan. Podemos hablar sorteando grandes distancias por poco dinero, los niños aprenden con imágenes lo que Dante desea.

Todos hemos olvidado los cuentos, las historias infantiles, los personajes que ahora son carne de circo, antes eran inalcanzables, inverosímiles. Ahora Smith ha encontrado la manera de convertirlos en visibles y suciamente reales para los ojos de los que ya no creen en nada.

Los Perpetuos tenían la misión de crear a los Irreales, seres como Sylane, para que sirvieran de ejemplo a los Reales, para que llenaran sus vidas con ilusiones. Y a veces, se aparecían en un claro iluminado por de luna o en un desierto a los caminantes que ya desfallecían del calor. Apenas eran unos segundos, pero valía para resurgir la esperanza en los corazones e incluso la inspiración para que otros se convirtieran en "súbditos" de los Perpetuos, cada vez que creaban sus propias historias, que otros leían.

Ahora, han desaparecido estos creadores y Aely se consume, cuando antes había vivido de la magia, de esos niños que una vez crecieron y se hicieron adultos, pero con aquel pequeño ser ilusionado en su interior.

Smith, sin razón aparente, borró del mapa a los Perpetuos y logró localizar a sus creaciones, para esclavizarlas, muriendo poco a poco ante el maltrato que indirectamente reciben de sus espectadores, cuando ellos no hacen más que burlarse de lo que una vez fue aquel niño que creía en duendes, hadas y sirenas. Ese niño que va muriendo en el alma de los habitantes de la ciudad.

~~~

-¿Los Perpetuos son dioses?- preguntó Zira, impresionada por aquellas confesiones de Gadia tan reveladoras.

La anciana tomó un sorbo de agua que Daiv le ofrecía, con manos temblorosas, emocionada ante sus propias palabras. Muchos recuerdos de tiempos mejores aparecían en la mente de la anciana, tiempos donde la vida de todos contaba por igual y el poder no corrompía a las personas.

-Podemos considerarlos así, aunque ellos jamás tuvieron un poder especial, simplemente tenían una imaginación desbordante y un poder superior les dotó con el don de crear fe en las personas.- Gadia miró sus muñecas marcadas desde el nacimiento.- Eran personas excelentes y todos los habitantes de Aely estuvieron de acuerdo que debían gobernar la ciudad.

-Pues Smith no parece ser tan tonto como creemos, ha ocultado bien aquellos años en los que los Perpetuos ejercían su labor.- reflexionó en voz alta Gabriel.- Sin embargo, hay algo que no encaja, ¿cómo está tan segura de que están secuestrados y no muertos?

Gadia miró al chico a los ojos, fijamente, como si aquella pregunta tan fría y directa le hubiese ofendido.

-Porque aún hay vestigios de la acción de los Perpetuos, Gabriel. La criatura que os atacó anoche es creación de Ellos.

-¿Por qué querrían atacarnos a nosotros, Gadia? No creo ni que sepan quiénes somos.- afirmó Yumi, muy convencida.

La mirada de la anciana se endureció.

-Ellos no, pero Smith sí, y os teme casi tanto como en un pasado odiaba a los Perpetuos.


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