Pienso en ti, te recuerdo en mi cabeza con la auto-recomendación de no dejar que me empapes el alma, que solamente te quedes paseando en mis pensamientos, que solo seas trozo de memoria enterrado en un lado de mi cuerpo.
Llevo arrastrandome tanto por el barro que tu me sabes a lino en una piel quemada. Te diría que eres el conejo que siguió a Alicia para salir de su laberinto y meterse en otro.
Eres la boca del lobo que devoro con el ansia de quien lleva sin comer meses, eres la locura que cometo siendo cuerda y consciente como el cocainomano que busca camino de nieve hacia el cielo, con fugas para echar su tabique.
Despiertas mis instintos olvidados, como una perra en celo que se salio de la manada para cruzarse con un zorro. Tengo el estómago vacío y tanta hambre de ti, que no me hace falta que me digas ven, para que lo deje todo.