Si nos da miedo el amor, es porque hubo una vez que nos hicieron daño, incluso dos. Y cuando a la tercera, cuando en teoría va la vencida, lo que ocurrió es que verdaderamente nos dimos por vencidos. Así que no juzgues a alguien por lo que quiere o deja de querer, porque a lo mejor tiene el corazón hecho añicos, y unas cicatrices en su piel, que no se irán por mucho tiempo que pase. El amor es ese tren, que no es que no espere, sino que atropella. Pero es dirigido por alguien por quien te habrías tirado a las vías, una y otra vez.
Por eso no vuelve a pasar. Porque cada amor mata, y la ilusión del siguiente es lo que resucita. Y por eso hay quien dice, que si no has muerto, por lo menos, siete veces en vida, es que no has vivido nada. Hay que tener un par de cojones y mucho, pero que mucho coraje para enamorarte. Porque aquel que te da besos y te sonríe, es el mismo que una mañana cualquiera dejará las sábanas frías y un hueco imposible de llenar en tu cama.
Hay que ser valiente para querer enamorarte de alguien, aún sabiendo que será el poema más bonito, pero también el más triste y el más jodido de escribir cuando todo se apague. Tienes que ser un jodido héroe para ser capaz de salvar la sonrisa de alguien, cuando esté naufragando en lágrimas y todo su mundo se haya reducido a un mar en donde no hay posibilidad de rescate. Pero llegas tú y le digas: "Mira, no sé si irá todo bien, pero si te ahogas, te prometo que lo haremos juntos."
Imbécil es lo que eres si cedes tu canción favorita pensando en esa persona. Porque luego, cuando la escuches, toda partitura, letra, sílaba y sonido será un recuerdo llamando a tu puerta. Así que te pido que tengas mucho cuidado, porque escucharás esto una y otra vez. Te pondrán una coraza en el pecho, una mordaza en la boca, una máscara en la cara y una cuerda en las manos, que no te dejarán querer, decirlo, demostrarlo ni escribirlo.
Te dirán que el amor sólo tiene un final posible y es el olvido. Pues olvidalos tú a ellos. Verás a tu alrededor historias rotas y escritos como éste, que te sirvan de motivo para demostrarnos que todo es posible. Huye de quién te diga como vivir, porque ni él ni nadie tenemos una puta idea de cómo hacerlo. Y arriesgate, porque echar de menos es como si el corazón dijera: "Oye, me rindo, a mí no me jodes más", y yo le respondo: "No es por joder, pero si ensuciamos tanto la palabra amor, si creemos que sabemos querer, es por gente como tú".